Hace unos días, Quentin Tarantino, visiblemente emocionado, comentaba en el homenaje a Robert Redford tras conocerse su fallecimiento que, sin él, muchos directores no habrían existido; Sundance supuso una plataforma de lanzamiento para muchos directores y directoras con una mirada independiente y distinta y, sobre todo, con propuestas muy refrescantes y, en algunos casos, adelantadas a su tiempo. No estamos hablando de un actor, ni siquiera de un director, estamos hablando de un mecenas del siglo XX gracias al cual el cine independiente dejó las catacumbas para asomarse a la luz.
Como director, Robert Redford logró el reconocimiento de la Academia de Hollywood obteniendo el Oscar por su opera prima Gente corriente. Paradójicamente, nunca obtuvo el Oscar al mejor actor, salvo ese premio de consolación conocido como Oscar Honorífico que sirve para que los miembros de la Academia calmen sus culpables conciencias.
En su amplia y variada filmografía hay grandes interpretaciones, por lo que es muy difícil de seleccionar 5 películas, así que me centro en aquellas donde la interpretación no queda eclipsada por la belleza apolínea de Robert, una de las razones que argumentaban muchas personas para ver sus películas.
La rebelde (Robert Mulligan-1965)

Su título en inglés (Inside Daisy Clover) define con más exactitud el argumento de la película. La Daisy Clover del título, Natalie Wood, es una joven de 15 años que vive con su madre echadora de cartas y que tiene el sueño de ser actriz.
Robert Mulligan se pone vitriólico y corrosivo al estilo del mejor Robert Aldrich para decirnos que en Hollywood no es oro todo lo que reluce y que ese glamour de las estrellas solamente existe en la pantalla grande, pues el mundo real es sórdido y cruel. Una de las primeras interpretaciones de Robert Redford, que encarna al actor guapo por el que suspiran todas las fans, rico, caprichoso y, por supuesto, alcohólico; que seduce a la nueva y jovencísima estrella, a la que usa en su venganza contra el Mefistófeles de la función, un productor arrogante, ambicioso y que exprime hasta la última gota a sus intérpretes sin mostrar piedad, un Christopher Plummer en estado de gracia.
El golpe (George Roy Hill-1973)

Una de las películas que Robert Redford hizo con Paul Newman como pareja. El golpe es la historia de una venganza donde el ingenio, el buen humor y la planificación casi militar son un arma más efectiva que cualquier metralleta Thompson de la época. Nos encontramos en plena depresión en el Chicago de los años 30, una ciudad llena de mafiosos, pillos, jugadores y policías corruptos donde el ingenio es la herramienta de uso común para sobrevivir en unas calles plagadas de desesperación, desempleo y crisis.
Pese a lo sórdido del panorama, la película está llena de vitalidad, optimismo y buen humor. Robert Redford y Paul Newman son los protagonistas, aunque no podemos olvidar que están acompañados de un gran plantel de secundarios de lujo que ilustran a la perfección los distintos roles dentro de este elaborado y detallado plan.
Todos los hombres del presidente (Alan J. Pakula-1976)

El 17 de junio de 1972, un aparente robo en el edificio Watergate, en la sede del Partido Demócrata en Washington, da origen a una investigación de dos periodistas del Washington Post: Carl Berstein, interpretado por Dustin Hoffman, y Bob Woodward, por Robert Redford. La película es un auténtico manual de periodismo de investigación. Los periodistas, a fuerza de tesón, con mucho trabajo y, sobre todo, con recursos para convencer a los posibles testigos, consiguen vincular el aparente atraco con la financiación del Partido Republicano en plena campaña de reelección de Richard Nixon y con el interés de éste por espiar a sus rivales políticos y por realizar campañas de desinformación y, sobre todo, por disponer de fondos para realizar todos estos actos, impropios de un partido que se autoproclama democrático y adalid de las libertades.
La película está cargada de suspense, aunque el eje principal sea la investigación y el modo en que los periodistas superan todos los obstáculos posibles, aún a riesgo de sus propias vidas, para esclarecer los hechos bajo la consigna de “nuestros lectores merecen saber la verdad, por dura, dolorosa o impactante que esta sea”. La libertad de prensa en estado puro.
El mejor (Barry Levinson-1984)

El mejor es una película sobre la resiliencia, por utilizar una palabreja actualmente de moda cuyo significado es ignorado por la gran mayoría de las personas que la usan. Para que resulte más entendible, hablamos de disciplina, tesón y perseverancia a la hora de abordar un proyecto y de ver como oportunidades los diferentes obstáculos que se interponen entre nosotros y nuestros objetivos. Por otro lado, supone también huir de los cantos de sirena que nos llegan para decirnos cosas como “no puedes”, “déjalo”, “no vale la pena“ o “ganarías más si no lo intentases” y, en definitiva, mantener la cabeza fría y tener siempre en mente nuestro objetivo principal. Pues de todo esto va la historia de Roy Hobbs (Robert Redford), un enamorado del béisbol que, tras sufrir un revés en su vida, decide reinventarse varios años después y volver a disfrutar del deporte que ama con todo su corazón.
No lo tendrá fácil, ya no es un jovencito y estamos en los años 30, un tiempo en que las mafias del deporte acechan. Las envidias, las burlas, los desprecios, las mentiras y los falsos romances por interés económico se interponen en su camino como barreras aparentemente insalvables.
Sin embargo, cuando amas lo que haces y te rodeas de personas que te lo hacen ver, tu meta estará cada vez más cerca, le pese a quien le pese. En el reparto, dos mujeres que representan el ying y el yang: por un lado, la explosiva y seductora Kim Bassinger y, por el otro, su amor de juventud Glenn Close. Una película a reivindicar que, incomprensiblemente, no se ha editado en España en Blu-ray y no goza del interés de las diferentes plataformas.
Spy Game (Tonny Scott-2001)

Tonny Scott, el hermano de Ridley Scott, nos cuenta la historia del veterano agente de la CIA Nathan Muir, papel no exento de cinismo e interpretado con gran sobriedad por un Robert Redford que demuestra que, al igual que ocurre con los buenos vinos, su desempeño ante la cámara había ganado en profundidad sin perder ni un ápice de su toque seductor. El mencionado agente de la CIA tiene 24 horas para impedir que uno de sus agentes, Tom Bishop (Brad Pitt), sea ejecutado por las autoridades chinas como espía, sin que el servicio de inteligencia esté dispuesto a mover un dedo por él. A lo largo de la película, conocemos la historia de los dos a través de diversos escenarios, como Vietnam, la República Democrática Alemana durante la Guerra Fría o el Beirut de los años 80.
Tonny Scott maneja la fotografía de forma sublime, dotándola de emoción: Vietnam aparece con tonos ocres con predominancia del amarillo, muy a lo Coppola de Apocalipse Now; la República Democrática Alemana, bañada en neblina y colores fríos; Beirut, en tonos brillantes en estilo documental similar al Salvar al Soldado Ryan de Spielberg; y China, retratada lluviosa con un azul metálico oscuro. Robert Redford eclipsa por completo a Brad Pitt y demuestra que la veteranía es un grado. Película cargada de corrosivo humor y frases sarcásticas, como cuando Brad Pitt ve que Robert pide un un whisky y le dice «yo pensaba que los espías tomaban martinis” o el concepto de Robert Redford sobre el espionaje (“es un juego y es un juego peligroso que tienes que dominar”). Los activos, como se llama en el argot a los colaboradores, son piezas de las que se puede prescindir cuando sea necesario. Desde mi punto de vista, una de las mejores películas de espías y suspense que demuestra que Tonny Scott no era una sombra de su famoso hermano.