Cinco películas para Semana Santa (por José Luis López Casado)

películas Semana Santa

Ya estamos en Semana Santa, momento de sosiego, reflexión y dolor para algunas personas, tiempo de esparcimiento, ocio y disfrute para otras y una época en la que todas las televisiones se llenan de películas de romanos, sobre la Pasión o religiosas sin más.

La Semana Santa es tiempo también, por tanto, para disfrutar de esas películas que están en la retina de quienes amamos el cine y ya tenemos una edad: Quo Vadis, Espartaco, Los diez mandamientos, Barrabás e incluso, estirando aquello que decía Sabina “una de romanos“, El león de Esparta.

GFG

Sin embargo, he decidido acercarme con una mirada curiosa a la historia de Jesús, protagonista indiscutible de estas fechas, a través de cinco películas que, aunque diferentes en sus planteamientos, cuentan la misma historia.

En estos tiempos plagados de codicia, odio, faltas de respeto, lucha por el poder, mentiras e iniquidad, es muy interesante reflexionar sobre alguien que predicaba la paz, el amor a Dios, a uno mismo, al prójimo y, lo más complicado, a nuestros enemigos. Si alguna vez alguien ha rezado un Padrenuestro es probable, que pronunciase esas palabras.

El Evangelio según San Mateo (Pier Paolo Pasolini-1964)

El Evangelio Según San Mateo

Pasolini se acercó a la figura de Jesús de una forma muy bella y logrando hacer visual la palabra, algo realmente complicado. Fiel a su costumbre de utilizar actores y actrices no profesionales, da un aire de reportaje periodístico a lo que acontece. La historia de esta primera película elegida para mis cinco de Semana Santa comienza con el nacimiento de Jesús, sin dejar de lado uno de los acontecimientos más viles y abyectos jamás cometido: el asesinato de los niños varones de corta edad nacidos en Belén ordenado por Herodes el Grande para evitar que se cumpliese la profecía sobre la llegada del Mesías.

Uno de los grandes tabús dentro del mundo del cine ha sido la filmación de asesinatos crueles y sin sentido de menores de edad y si hablamos de bebés con más motivo. El director relata con suma crudeza y sin paños calientes tal matanza, haciéndonos testigos horrorizados de la misma.

La persona elegida para el siempre difícil papel de Jesús fue Enrique Irazoqui, aunque fue doblado para la ocasión (hablo siempre de la versión original en italiano) por Gian Maria Volonté que, por ponerle cara, es el malo de La muerte tenía un precio. La unión del magnetismo natural y auténtico que emana de Enrique con la voz potente de Gian Maria dan a Jesús la fuerza necesaria para fascinar a quien lo escucha.

Por otro lado, la película comienza con un plano de una jovencísima María, encinta de Jesús, en un plano contra plano con José. No son necesarias las palabras, la simple presencia de ambos y sus miradas lo dicen todo. Pasado el tiempo volvemos a ver a María, en esta ocasión con más edad de la que en realidad tendría que tener. Lo que ocurre es que el papel lo interpreta la madre del director, pero, aún así, una persona que no era actriz profesional transmite el dolor de una madre que ve horrorizada como conducen a la muerte a su hijo tan querido.

En el episodio de Salomé, hija de Herodías, amante de Herodes hijo, la película nos muestra a una niña aleccionada por su madre para danzar ante el rey Herodes. Éste, fascinado por la danza, le dice que le pida lo que quiera y ella le pide la cabeza de Juan el Bautista. Esta es, sin duda, una de las partes más chirriantes de la película, pues no se explica de forma convincente porque ocurre esto.

En ninguna ocasión se ha filmado dicho baile tal y como las leyendas urbanas lo han relatado. Al parecer, la danza de Salomé se conocía como la danza de los siete velos porque, a lo largo del desarrollo de la misma, la joven se iba quitando uno a uno los velos hasta quedar completamente desnuda ante los ojos libidinosos de Herodes.

Otro detalle que pude apreciar es que Pilato no se lava las manos al condenar a Jesús y, sinceramente, considero que es algo esencial y que el resto de la películas para Semana Santa que vamos a comentar sí consideraron importante.

Durante la última cena, cuando Jesús afirma que uno de los apóstoles presentes le traicionará y que el resto negarán conocerle, Pedro se levanta airado diciendo que jamás hará tal cosa, a lo que Jesús contesta: “Esta noche me negarás tres veces antes de que cante el gallo”. Las negaciones se producen, aunque por más que afiné el oído no escuché al gallo.

Para finalizar este recorrido por la película de Pasolini, quiero comentar que cuando la película fue proyectada en Qué Grande es el Cine aquel programa de Garci en TVE, en el coloquio posterior se dijo que se había omitido la resurrección de Cristo porque el director no creía en ella. Tras visionar la película en su versión original Italiana, descubrí que eso no era del todo cierto, pues la película acaba con un plano de Jesús, tras la resurrección, usando nuevamente la palabra.

La Pasión de Cristo (Mel Gibson-2004)

La Pasión de Cristo

Mel Gibson decidió rodar su propia versión de los acontecimientos que se rememoran en Semana Santa y, para darle autenticidad, lo hizo en arameo y latín. Jim Caviezel pone rostro y voz a Jesús en una obra cuya acción comienza en el Monte de los Olivos, mientras Jesús está rezando y tratando de evitar su inminente muerte, pese a ser consciente de que la decisión no esta en su mano sino en la de su Padre y aceptar su destino.

Aquí tenemos a un nuevo personaje que se hace omnipresente a lo largo de la narración, el mismísimo Diablo. La película va narrando en flashbacks algunos momentos de la vida de Jesús, mientras se va desarrollando ante nuestros ojos la Pasión.

Poncio Pilato es advertido por Claudia, su esposa, de que no mate a Jesús y el gobernador romano intenta por todos los medios no tener que llegar a ello y habla con Jesús, tras lo que no ve razón alguna para creerle un sedicioso contra Roma y el Emperador. Caifás y el resto de sacerdotes lo consideran blasfemo, pero no tienen autoridad para decretar su muerte, y para los romanos no existía el delito de blasfemia. Aún así decide que se azote al reo y este es uno de los momentos más sobrecogedores de la cinta, pues Mel nos muestra con todo lujo de detalles todo el protocolo que antecede a los latigazos y, sobre todo, qué tipo de látigos iban a emplear.

Asistimos sobrecogidos y con el corazón encogido a los latigazos que aquellos sádicos soldados empiezan a asestar, mientras otro los cuenta. De fondo, la madre de Jesús y María Magdalena, horrorizadas, observan con dolor y sufrimiento lo que allí acontece. Es una secuencia larga, en la que probablemente Mel quería que entendiésemos la crueldad, el sinsentido y el ensañamiento que suponía tal castigo.

Presentado de nuevo Jesús, ensangrentado y sin casi ponerse en pie, Pilato descubre que sus ordenes se han llevado demasiado lejos, pues no se trataba de matarlo a latigazos, cosa que recrimina a sus soldados. Lo cierto es que tampoco puso mucho de su parte por controlar lo que aquellos carniceros estaban haciendo a un hombre inocente.

Se produce otro de los momentos reconocibles cuando Pilato, de acuerdo con una costumbre, tiene la capacidad de dar la libertad a un preso. El omnipresente Diablo sigue siendo testigo de todo lo que acontece. Se trataba de liberar a Jesús o a un asesino llamado Barrabás y el clamor popular es unánime: ¡Barrabás! Pilato se ve en la obligación de soltar a Barrabás y, tras hacerlo, es cuando se lava las manos, para indicar que no está de acuerdo con la muerte de un inocente.

Tradicionalmente, el gesto o la expresión de “lavarse las manos“ significa que, sabiendo que algo es injusto, no se mueve un dedo para evitarlo, aunque dejando claro que no estamos de acuerdo. También existe otras expresiones más coloquiales, como a mi plin o a mí que me registren o el yo no sé nada, haced lo que queráis.

Llegamos a otro momento clave y que nuevamente el director filma sin paños calientes: Jesús cargando con la cruz hacia el lugar de su crucifixión mientras es insultado por la plebe y golpeado por los soldados, lo que va provocando, a lo largo del camino, sucesivas caídas de Jesús a causa de su débil estado y del peso de la cruz.

Finalmente, Jesús es crucificado e incluso en este momento somos testigos de la crueldad y nula humanidad de los romanos. Es una de las películas sobre la Pasión que filma la lanza que uno de los soldados clava a Jesús en un costado y también otro de los tormentos y atrocidades que los romanos utilizaban cuando tenían prisa y querían que los reos muriesen ya, golpear con unos martillos las rodillas hasta que las rompían.

Esta segunda obra escogida para mis cinco películas de Semana Santa es visceral y poco complaciente, pues Mel Gibson pretendía incitar nuestra empatía hacia el protagonista y horrorizarnos con las torturas a las que fue sometido.

Godspell (David Greene-1973)

Godspell

La tercera de mis películas para Semana Santa es, junto a Jesucristo Superstar, uno de los grandes musicales de los años 70 y su traducción no deja lugar a duda: Palabra de Dios. Nuevamente, es el Evangelio según San Mateo el que sirve de referencia y, a lo largo de la película, escuchamos las parábolas e incluso las vemos escenificadas por los protagonistas de la historia, que representan a una parte de los apóstoles reclutados por alguien que, de entrada, no se identifica, pero que imaginamos como Juan el Bautista. Este personaje, al final de la trama, representará también al Judas Iscariote que traiciona a Jesús.

La película cuenta con unas canciones de aire pop como Day by day, Save the people o la reconocible melodía de Prepare Ye the Way of the Lord, tantas veces utilizadas en las misas cantadas con catequistas a golpe de guitarra.

A pesar del tono amable, divertido y curioso, con un Jesús con una camiseta de Superman, y de la representación visual de parábolas como El buen samaritano, El hijo pródigo y La buena semilla; la película se vuelve más oscura según llegamos al momento de la Pasión. En ese momento, es casi una representación simbólica y, una vez más, el gallo no canta tras las negaciones de Pedro.

La película se rodó en Nueva York, siendo reconocibles muchos de los escenarios utilizados. Uno de ellos, nos sobrecoge, pues una de las canciones se desarrolla en la terraza de una de las torres gemelas y estas se pueden observar en más de una ocasión. Hay que pensar que la película es de 1973 y que, en aquella época, nadie podría ni imaginar lo que ocurriría años después.

Como curiosidad, decir que el actor que interpreta a Jesús y lo dota de ingenuidad, seriedad, reflexión y fuerza es Victor Garber conocido por ser el profesor Martin Stein de la serie de TV Flash.

Rey de Reyes (Nicholas Ray-1961)

Rey de Reyes

Decir que esta película es una obra maestra del cine no es una exageración. La dirige Nicholas Ray, director de películas como Rebelde sin causa, Johnny Guitar, Más poderoso que la vida, 55 días en Pekín y Chicago, años 30. El guión corre a cargo de Philip Yordan, que también escribió el de Johnny Guitar.

Para empezar, la película nos sitúa en tiempo y lugar. Comienza como una película de romanos, con una omnipresente voz en off que nos va relatando los principales acontecimientos. Así, somos testigos de la entrada triunfal de Pompeyo en el templo de Jerusalén a la búsqueda de oro.

Los tres magos de oriente, guiados por la estrella, llegan a Belén para entregarle sus ofrendas al Mesías pero, por el camino, cometen el error de comentarlo con Herodes El Grande que, temeroso de perder su reino, decide que se mate a todos los niños de la zona para que la profecía no pueda cumplirse.

Uno de los mejores papeles de esta película es del centurión Lucio, cedido por Pompeyo al maniaco de Herodes y obligado por éste a la inenarrable matanza de los niños. Curiosamente, para ser una película de 1961, no se corta un pelo en la filmación de dicho acto. Este personaje del centurión dará mucho juego a lo largo de la historia y es el contrapunto perfecto.

Otro de los aciertos de la película es mostrarnos a Barrabás desde el principio, como guerrillero que quiere liberar a Judea del yugo romano. El resto de las películas siempre nos han ofrecido un Barrabás encadenado, ruin y pendenciero en el momento en que el pueblo decide su libertad. Salvo en la película Barrabás, nunca se le dio un papel de importancia

Judas Iscariote es amigo de Barrabás y comprende sus motivos y apoya su lucha hasta que conoce a Jesús y es testigo de sus milagros. A partir de ese momento considera que Jesús es la persona a seguir. Esto es interesante porque siempre hemos pensado en Judas como un ser rastrero movido por la codicia y, sobre todo, resentido con Jesús.

Judas cree erróneamente que Jesús es también un guerrero como Barrabás y, en el fondo, al final, usará su poder para acabar con la tiranía. Al descubrir que Jesús sigue usando la palabra como arma, decide traicionarle, no por resentimiento sino por desilusión e incluso como forma de forzarlo a actuar, cosa que no consigue. Al ver cómo está dispuesto a sacrificarse y morir por los pecados de los hombres, descubre, demasiado tarde, que es un hombre que predica el amor y no la guerra y, tras todo el sufrimiento que le ve padecer, se suicida

Otro personaje al que se hace justicia es a Pilato. En casi ninguna película de las comentadas hasta ahora tiene más papel que el de juzgar a Jesús, liberar a Barrabás y lavarse las manos. Sin embargo, era el representante de Roma en Judea y tenía que mantener buenas relaciones con Herodes Antipas (hijo del causante de la matanza) y, por tanto, confraternizar e ir a las fiestas de éste. En esta película eso ocurre y, por tanto, Pilato está presente en los principales acontecimientos: detención de Juan el Bautista, la danza de Salomé, la ejecución de Juan…

Salomé, hija de Herodías, es retratada como una niña malcriada, cruel, despiadada y caprichosa que se siente atraída por Juan el Bautista, aunque éste no deja de increparla por ser como es, hija del pecado. De eso sabe más su madre Herodías, amante de Herodes. La danza transcurre de la misma forma que en otras películas, aunque la sensualidad la aporta la actriz.

Sin duda alguna, si hay un acierto capital en la película es la liberación de Barrabás, en este caso por Lucio, que trata de llegar a la conciencia del guerrillero para que éste sea consciente de que un inocente va ser ejecutado en su lugar. Esto no tiene nada que ver con ese individuo cargado de cadenas que apenas conocíamos y del que no entendíamos por qué el pueblo quería liberarlo.

En esta película hay un pequeño fallo. La detención de Jesús se produce por las tropas del templo de Jerusalén y, por tanto, el primero que lo juzga es Caifás, que decide mandarlo a Pilato al ser el máximo representante de Roma y único que podría decretar la muerte de Jesús. Nada de esto ocurre en la película, en la que es el propio Pilato el que lo recibe y juzga. Una vez más, Lucio cumple un papel esencial como abogado defensor de Jesús. Aquel romano pragmático y realista y, por qué no decirlo, descreído, observa lo que ha ocurrido y empieza a cambiar.

En esta ocasión y tras las negaciones de Pedro, el gallo sí canta las dos veces que había dicho Jesús durante la última cena.

Pilato sí que decide mandar a Jesús a Herodes y éste lo único que busca son los milagros y ve en el reo una especie de mago para amenizar sus fiestas. Al descubrir que nada de eso va a ocurrir es cuando lo devuelve a Pilato.

Como curiosidad, decir que la película fue rodada en España y cuenta con Carmen Sevilla como María Magdalena, con Paco Morán como Ciego y con Conrado San Martín como Pompeyo. El papel de Jesús fue interpretado por Jeffrey Hunter, el mismo que acompañaba a John Wayne en Centauros del desierto de John Ford o defendía al Sargento negro en la película del mismo nombre, también de John Ford. Su interpretación está a la altura del personaje.

A destacar también la música épica de Miklos Rózsa, autor de partituras tan célebres como las de Perdición, de Billy Wilder; Recuerda, de Hitchcok,  por la cual ganó el Oscar; galardón que también recibió por la música de Ben Hur, de William Wyler

Finalmente, me van a permitir una frivolidad. En el momento de la crucifixión, a cada lado de Jesús estaban dos ladrones, uno el buen ladrón y otro el malo. Desde mi punto de vista, el gran actor escogido como buen ladrón hubiera sido más creíble como el malo, tanto por caracterización como por interpretación. Sea como sea, Luis Prendes le da presencia a un personaje que apenas sale en la película.

Jesucristo Superstar (Norman Jewison-1973)

Jesucristo Superstar

Paras terminar este recorrido sobre la vida y obra de Jesús a través de las películas y con motivo de la Semana Santa, no podía dejar de lado una de las obras más representativas, totalmente cantada y que, además, es la ópera rock por excelencia, con música de Andrew LLoyd Weber y letras de Tim Rice.

La película comienza en un polvoriento desierto al que llega un autocar con las actrices y actores de la obra. Tras descargar todo aquello que es necesario para la representación, descargan la cruz y el actor que interpreta a Jesús se viste con la túnica blanca y se escuchan, por primera vez, unos acordes del tema Jesucristo Superstar.

Tras la obertura, Judas, a través de la primera canción, nos introduce en los acontecimientos y empieza a tener dudas sobre la capacidad de Jesús para liderar el movimiento de liberación. No lo considera el Mesías, sino un hombre  más.

Aquí sí vemos y escuchamos a Caifás y Anás sobre la peligrosidad del nazareno y su capacidad de congregar masas, algo que no será del agrado de los romanos y que tampoco les ayudará a mantener su poder. Todos ellos empiezan a conspirar buscando la mejor forma de acabar con el nazareno a traición, con nocturnidad y alevosía. Fascinante el contraste entre la voz aguda del infame Anás, que revolotea alrededor de Caifás, y la voz grave y sentenciosa de este último.

Los apóstoles preguntan a Jesús cuándo entrarán por fin en Jerusalén y éste, en otra de las célebres canciones de la obra, les dice que muy pronto. Asistimos a uno de los primeros enfrentamientos de Judas y Jesús a causa de María Magdalena. Ésta trata de confortar al maestro usando aceites que, según Judas, se podrían vender para alimentar pobres.

Pilato mantiene su papel un tanto episódico, con un matiz, ha tenido un sueño premonitorio sobre un nazareno inocente al que condena a sabiendas de no haber cometido delito alguno y ese sueño le atormenta y preocupa.

Uno de los momentos más intensos de la la obra es la entrada de Jesús en Jerusalén con el famoso Hosanna coreado por el pueblo, cuyos integrantes portan ramos. Esta melodía se va intercalando con la de Caifás, que hace una seria advertencia a Jesús sobre adoctrinar a las masas y proclamarse rey, algo que considera una herejía. De pronto, el tema Hosanna se va oscureciendo y ralentizando, demostrando que algo está a punto de ocurrir.

María Magdalena siente un gran afecto por Jesús y siempre ha intentado por todos los medio evitar los conflictos, sin embargo, es consciente, en la famosa canción No sé como amarle, de la confusión de emociones y sentimientos y de que su amor va más allá de la gratitud y el cariño, aunque no está en su mano evitar los futuros acontecimientos.

Otro momento clave de la obra es la canción de Jesús en el Huerto de Getsemaní, un grito de angustia desgarrado tratando de evitar el terrible destino que le espera. Lanza las preguntas al viento, buscando una respuesta y, al final, al no obtenerla se resigna, aunque no abandona ese tono atormentado en uno de los más fascinantes agudos jamás escuchados en el mundo del rock.

Judas traiciona a Jesús, aunque trata de convencer a los sacerdotes de que no lo hace por despecho sino por necesidad: las cosas han ido demasiado lejos y alguien tenía que decir basta. Tras observar el trato cruel y ruin del que era objeto su maestro y sabiendo de su inocencia, intenta remediar lo que ha hecho, algo ya imposible. Arroja las monedas y, corroído por el remordimiento y sintiéndose utilizado, acaba con su vida.

Aquí sí que somos testigos de cómo Jesús es enviado a Herodes por Pilato en un intento de éste de librarse de condenarlo. Herodes Antipas ve a Jesús como un mago, como una persona que ha hecho milagros, y le pide que deleite a sus invitados y criados con alguna de sus habilidades. Canta un Charlestón  vivaz y alegre, aunque al comprobar que Jesús no está dispuesto a hacer nada de lo que le pide, el tono de la canción cambia de alegre a colérico y termina con Herodes reenviándolo de nuevo al regente romano.

Aquí no hay elección entre Jesús o Barrabás. Ese pasaje se sustituye por una plebe que pide la crucifixión. El tema musical es obsesivo y, por más que Pilatos trata de convencerles de su error, el pueblo sigue gritando «crucifícalo». Aquí es cuando acudimos al tema musical de los latigazos y, tras ellos, viendo como el pueblo sigue impasible y sin misericordia pidiendo la muerte, Pilato, en otro desgarrado agudo, se lava las manos y sella el destino de Jesús.

Mientras se acerca al lugar de su ejecución, cambiamos de plano y ambiente y, en medio de un anfiteatro, baja Judas vestido de blanco cantando el tema principal Jesucristo Superstar. A lo largo de la canción, dice que si Jesús hubiese nacido en otra época, con más medios y con medios de comunicación, no hubiera pasado lo mismo. Como opinión personal, debo decir que no estoy de acuerdo. Una persona que predica la paz, el amor, el perdón a los enemigos y cuya arma es la palabra y las acciones no violentas tendría tan poco futuro ahora como en aquella época. La traición, la mentira, el poder, el miedo a perderlo y a perder el control de las masas, eso que alguien ha llamado el pueblo, son moneda corriente y demasiado habitual.

Jesús muere tras pronunciar: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Todos los que han intervenido en la obra se van hacia la furgoneta que los trajo, todo menos Jesús. Según van subiendo,  observamos sus rostros y da la sensación de que algo de lo allí ocurrido les va a marcar para siempre.

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