Ana Barrio, presidenta de la Asociación Española de Directores de Hotel (AEDH) en Castilla y León y directora del Hotel Spirit Ciudad de Burgos, considera que el verano ha sido bueno en cuanto a la llegada de turistas, si bien ha detectado un descenso en el gasto, sobre todo en el que los visitantes hacen en bares y restaurantes. El incremento de los costes que conllevan la inflación y la necesidad de implantar los protocolos y planes que exige la normativa y la dificultad para encontrar empleados cualificados que quieran implicarse en los proyectos son, según comenta, dos de las principales preocupaciones de su sector.
-¿Qué balance hace del verano?
-La verdad es que ha sido un verano fantástico y, además, en Burgos hemos tenido eventos como la Dance World Cup (la Copa Mundial del Baile), que se celebró en julio y que ha supuesto todo un hito al tener repercusión en el turismo de la ciudad, de su provincia y de todas las provincias colindantes. Vinieron 30.000 personas y eso se nota mucho.
-Los hosteleros comentan mucho que los turistas, aunque siguen llegando en buen número, gastan cada vez menos. ¿Ha notado usted eso?
-Es cierto que el gasto medio ha bajado. Las pernoctaciones no han subido, pero hay que tener en cuenta que veníamos ya de un dato muy alto de ocupación. Lo que se ha reducido mucho es el gasto en restauración y eso se nota en que el ticket medio es bastante más bajo.
-Gastan menos cuando van al restaurante y, según dicen algunos hosteleros, a veces ni siquiera van y comen de bocadillo.
-Claro, así es. Nosotros en el hotel hemos vendido pizzas como nunca antes. La pizza se ha convertido casi en el producto estrella. Tenemos un restaurante con una cocina de alta calidad y este verano poco hemos podido enseñar nuestras mejores galas en cuanto a la gastronomía.
-¿Han subido mucho los precios de los hoteles?
-Sí, han subido mucho los precios de los hoteles y eso también repercute en las cifras. Si ir a Punta Cana es más barato que ir a Tenerife… Los precios han subido porque también han aumentado nuestros costes. Los costes de personal han subido un montón y el de los productos y servicios también. Los gastos derivados de la normativa son también más altos y es que tenemos infinidad de protocolos y planes que hay que implementar y que muchas veces nos obligan a recurrir a asesorías. Tenemos que superar, además, numerosas inspecciones para acreditar que cumplimos con los requisitos que se nos imponen. Todo eso implica unos gastos fijos muy elevados.
-Lo que por el momento no ha salido adelante es la reducción de la jornada laboral.
-Bueno… yo creo que acabará cayendo también y a no mucho tardar. Pienso que este Gobierno insistirá hasta que lo consiga. No van a parar. Subirán mucho los gastos, porque en los hoteles no hay otra manera de hacer las cosas que con ocho horas al día, así que acabaremos teniendo que pagar las horas que se deban. En sectores como la hostelería, salir puntual ya es bastante complicado y si se ponen aún más limitaciones todo será más difícil. Como sigamos así llegará un punto en que nos quedemos solos y nadie quiera trabajar en la hostelería o en el alojativo. Nosotros ya hemos tenido que limitar mucho los servicios para adecuarlos al número de personas que tenemos trabajando porque nos cuesta conseguir empleados que quieran implicarse y profesionalizarse en este sector.

-¿Qué le parece la prohibición de fumar en las terrazas?
-Creo que todo tiene un límite. A mí me parece muy bien que se prohíba fumar en los espacios interiores, pero en una terraza al aire libre…
-¿Cómo han llevado el cambio en la normativa sobre el registro que tanto criticó en su momento la propia AEDH?
-Nos afecta mucho. Yo te diría que nos obliga a tener en la recepción una persona más de las que teníamos. Sobre todo en los momentos de más actividad, como son los meses de julio y agosto, necesitamos tener a tres personas en la entrada. Nuestros clientes son fundamentalmente de paso o familiares. En ocasiones hemos tenido que pedir cuatro pasaportes (el de los padres, el de los niños…) y eso se hace bastante tedioso.
-¿Cree esa complicación de los trámites en los hoteles, que algunos pueden percibir incluso como una invasión de la intimidad, puede hacer que determinados turistas prefieran otros destinos en lugar de España?
-Yo no diría tanto, aunque es cierto que puede hacer que el cliente inicie su experiencia en el hotel con menos agrado. Al huésped, en general, le molesta que se le pregunten cosas como el código postal, la relación que tiene con quien le acompaña… Creo que se ha ido demasiado lejos. Nosotros siempre explicamos que preguntamos ese tipo de cosas porque nos obliga la ley y que no podemos hacer las cosas de otra manera.
-El Hotel Ciudad de Burgos es muy conocido por los eventos que acoge. ¿Cómo ha ido el año en cuanto al llamado turismo MICE?
-Desde que terminó la pandemia, hubo un cambio muy brusco en el ámbito de los eventos empresariales. Nos vemos cada vez más a través de las herramientas de internet y eso evita que tengamos que hacerlo con asiduidad de forma presencial. Hay congresos, pero suelen ser, sobre todo, grandes congresos. Antes, las empresas se reunían trimestralmente o semestralmente de forma presencial, pero todo eso ha cambiado.