La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, vuelve un año más a ser fiel a lo que es ya para ella una tradición de Navidad: la inauguración del Belén de la Real Casa de Correos, sede del Gobierno que encabeza. En esta ocasión, la composición que recrea el nacimiento de Jesús está inspirada en el pueblo marroquí de Ait Ben Haddou, declarado Patrimonio de la Humanidad.
Cerca de 500 figuras, creadas por escultores belenistas como José Luis Mayo o los hermanos Castells, se reparten en la extensión de 145 metros cuadrados que ocupa el Belén y hasta ocho bombas mueven los 30 metros lineales de cascadas y ríos que discurren por el montaje, para el que se emplearon 1.200 kilogramos de corcho y 1.000 de arena y piedras.
El Belén de la Comunidad de Madrid está cargado de simbolismo. La escena del Nacimiento, por ejemplo, se ubica en una isla, símbolo de la vida que representa la venida del Señor y como faro espiritual y refugio de paz que invita a la reflexión en medio de la actividad que la rodea.
Como había hecho en anteriores ocasiones en esta entrañable acto, Ayuso defendió los valores cristianos y lo que representa la Navidad, que para la presidenta de la Comunidad de Madrid es sinónimo de esperanza y libertad. «La Navidad nos recuerda que, para un cristiano, el pesimismo es imposible, porque el cristianismo consiste en el reconocimiento de la libertad y su apelación a ella», manifestó la presidenta madrileña.
Ayuso tuvo también palabras para todos aquellos que rechazan la Navidad y que incluso pretenden censurarla o directamente borrarla. A todos ellos los considera enemigos de la libertad. «Cada vez se lee y se oye menos la palabra Navidad, cada vez se le llama menos por su nombre. No dejemos que nos la censuren ni que nos la quiten. Los que la odian, ellos sabrán por qué, van en contra de todo lo inocente y de todo lo bonito de este mundo», lamentó.
Para Ayuso, quienes repudian la Navidad forman parte de una corriente de odio al cristianismo y sólo pretenden «despreciar al hombre, que es el desprecio a la persona libre, única e insustituible con la excusa de cualquier determinismo, de la negación de la libertad de cualquier ideología».