Cuando la actriz Jane Fonda llamó a hacer boicot a todos los restaurantes que sirvieran pulpo, fueron muchos los que se rieron y bromearon con el estado mental de la actriz, pero lo cierto es que el exquisito cefalópodo cuenta con muchos defensores que consideran que no debe sacrificarse para el consumo humano y las protestas de científicos y animalistas contra la granja para criar pulpos que la empresa gallega Nueva Pescanova instalará en el puerto de Las Palmas de Gran Canaria son una prueba de ello.
Asociaciones como AnimaNaturalis destacan la longevidad de los pulpos y su inteligencia como argumentos para oponerse a la comercialización y consumo de unas criaturas a las que, fuera de toda duda, consideran seres sintientes.
«Desde AnimaNaturalis, rechazamos el uso de cualquier animal para alimentación y, en el caso concreto de los pulpos, que son capaces de vivir hasta los cuatro años, nunca deberían criarse para comercializarse como alimento. Son solitarios y muy inteligentes, así que ponerlos en tanques sin estimulación cognitiva es malo para ellos», explican los responsables de la asociación animalista que dirige en España Aída Gascón, reciente fichaje de Yolanda Díaz para el partido político Sumar.
La misma asociación critica que Nueva Pescanova, cuya granja de pulpos producirá más de 3.000 toneladas cada año, ha evitado ofrecer información acerca de las condiciones en las que vivirán los cefalópodos o del método de sacrificio que se empleará para darles muerte.
Otras entidades y organizaciones también han criticado los planes de Nueva Pescanova. Es el caso del Eurogrupo para los Animales y de Compasión en la Agricultura Mundial, que han solicitado que la empresa renuncie al proyecto de la granja de pulpos.
Estos grupos sí han ofrecido detalles del método que, según sus indagaciones, se empleará para sacrificar a los pulpos de la granja. Los pulpos morirán, siempre según las entidades antes mencionadas, en un tanque con hielo, a entre -3º y 0º, y sin aturdimiento previo. «Es un método no humanitario que causa dolor, miedo y sufrimiento. Provocará una muerte dolorosa, estresante y lenta», señalan.
Humanización de los pulpos
Leyendo lo que escriben sobre los pulpos los animalistas que se oponen a la granja de Las Palmas de Gran Canaria, da la sensación de que los ven casi como si fueran personas y es que los miembros de entidades como AnimaNaturalis aseguran que son capaces de resolver problemas complejos, de «caminar a dos patas», de aprender, de mostrar rasgos de personalidad e incluso de soñar.
«Los pulpos tienen conciencia de sí mismos, son capaces de resolver problemas complejos, aprenden de sus errores, juegan por diversión, elaboran estrategias de caza, gozan de una excelente memoria, tienen una enorme capacidad de aprendizaje y presentan rasgos estables de personalidad. Algunos ejemplares son traviesos, otros tranquilos, unos alegres, los hay gruñones, muchos tímidos, la mayoría solitarios y todos muy curiosos», apuntan desde AnimaNaturalis.