Dos ciudades con una rica historia y patrimonio, playas para todos los gustos, villas con encanto y abolengo, paisajes costeros de acantilados con rocas que tienen cientos de millones de años, bosques que parecen sacados de un cuento de hadas y unos productos gastronómicos que dejarán satisfechos a los paladares más exigentes comparten el territorio que conforman los geodestinos de A Coruña-As Mariñas y Ferrolterra-Eume.
El Océano Atlántico abraza estos espacios geográficos de la provincia de A Coruña hasta el punto de que sólo a partir de él pueden interpretarse la naturaleza, la arquitectura, la sociedad, la cultura, las tradiciones y la gastronomía que en ellos podemos encontrar.
Tanto en el geodestino de A Coruña-As Mariñas (municipios de A Coruña, Abegondo, Aranga, Arteixo, Bergondo, Betanzos, Cambre, Carral, Coirós, Culleredo, Irixoa, Miño, Oleiros, Oza-Cesuras, Paderne, Sada y Sobrado) como en el de Ferrolterra-Eume (municipios de Ferrol, Ares, Cabanas, A Capela, Cariño, Cedeira, Cerdido, Fene, Mañón, Moeche, Monfero, Mugardos, Narón, Neda, Ortigueira, As Pontes de García Rodríguez, Pontedeume, San Sadurniño, As Somozas, Valdoviño y Vilarmaior) existen numerosos puntos de interés y recorridos desde los que admirar la inmensidad del Atlántico, ya se trate de playas, de miradores elevados, de paseos marítimos o de faros cuya luz guía a los barcos.
Al igual que en los otros geodestinos de la provincia, la Deputación da Coruña trabaja en los de A Coruña-As Mariñas y Ferrolterra-Eume para cuidar y proteger su patrimonio natural e histórico, para promocionar una gastronomía basada en los productos de proximidad y para propiciar la llegada de turistas responsables y respetuosos, todo ello con la mirada siempre puesta en la búsqueda de la sostenibilidad y de la excelencia. La participación del ente provincial en los Planes de Sostenibilidad Turística del Geoparque de Cabo Ortegal, de las Fragas do Eume y del conjunto de las baterías militares de Ferrol son ejemplos de ese compromiso.
A Coruña, ciudad de cristal abrazada por el Atlántico
Muchos comparan a la ciudad de A Coruña, cabeza del geodestino de As Mariñas, con un gran trasatlántico y es que sus famosos edificios de galerías, que hacen que se la conozca como la ciudad de cristal; la presencia constante del océano, que la rodea como si la estuviera abrazando; la hospitalidad de sus vecinos, amables con los foráneos como la tripulación de un crucero lo es con los pasajeros; y su variada y amplia oferta comercial y de ocio hacen que esta urbe, sin duda una de las más hermosas de España, les recuerde a muchos a grandes buques de recreo como los que, por cierto, atracan con frecuencia en su puerto.
A Coruña puede presumir de contar con el paseo marítimo más largo de Europa, un recorrido que cuenta con varias playas y elementos urbanos de interés, y con el faro más antiguo del mundo que sigue en funcionamiento, una Torre de Hércules cuyo origen se sitúa en la época de los romanos, que es el símbolo de la ciudad y que ha recibido el distintivo de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Si a algo invita una ciudad como A Coruña es al paseo y al disfrute al aire libre y no sólo el mencionado recorrido urbano frente a la costa y las playas contribuyen a ello. Caminar por la dársena de La Marina, mientras se admiran los edificios de galerías y el espacio portuario que comparten las pequeñas embarcaciones de pesca que aún quedan y las de recreo o mientras se degusta uno de los famosos helados de establecimientos como la Heladería Colón o se busca una terraza para aplacar la sed; ir de compras por el entorno de la plaza de Lugo o por la calle Real, investigar la historia que atesoran edificios como la Colegiata de Santa María del Campo y los conventos de Las Bárbaras y Santo Domingo en la Ciudad Vieja o maravillarte con el paisaje que se divisa desde el monte de San Pedro son otras de las experiencias que no debes perderte si visitas la urbe a la que la escritora Emilia Pardo Bazán bautizó como Marineda.

Para los que siempre aprovechan sus viajes para aprender, A Coruña también ofrece múltiples opciones. Aunque dispone de museos vinculados al arte más que aceptables, como el Museo de Bellas Artes y el Museo de Arte Sacro, y de importantes espacios para el conocimiento de la historia, como el mencionado Castillo de San Antón y el Museo Militar, son los museos vinculados a la ciencia, en toda su amplitud, los que más interés generan entre quienes visitan la ciudad y entre los propios vecinos. De entre estos últimos, cabe mencionar cuatro: la Casa de las Ciencias, espacio dedicado a ámbitos como la física y la astronomía que cuenta con un planetario; la Domus, dedicada al cuerpo humano; el Aquarium Finisterrae, donde habitan ejemplares de multitud de especies marinas; y el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología. También merece mención el Museo MEGA de Estrella Galicia, ubicado en una fábrica de la popular marca de cerveza y visita obligada para todos cuantos aman esa bebida.

Sobresale también A Coruña por su oferta de espectáculos culturales, musicales y deportivos. Los conciertos de la Orquesta Sinfónica de Galicia y de otras formaciones que alberga el Palacio de la Ópera o los de los grupos y artistas de moda que se celebran en el Coliseum o en festivales al aire libre como el Noroeste y el Morriña Fest; los partidos de fútbol del Deportivo en un estadio de Riazor casi siempre lleno hasta la bandera; y las ferias del comic y del libro que se desarrollan en el marco de las fiestas de agosto son sólo una pequeña muestra de todo lo que ofrece la ciudad gallega en cuanto a eventos se refiere.
Entre las fiestas de A Coruña, además de las de María Pita que se celebran en agosto, sobresale la de San Juan, declarada de Interés Turístico Internacional y que reúne en la noche del 23 al 24 de junio a unas 150.000 personas, muchas de ellas llegadas de fuera de la ciudad, en las playas y barrios para celebrar el ritual de las hogueras y para disfrutar de productos gastronómicos como las sardinas y el churrasco.

Ferrol, una urbe llena de historia industrial y militar
Sin querer encasillarlas en un determinado estereotipo, puede decirse que A Coruña y Ferrol son dos ciudades tan próximas como diferentes, pues si la primera se ha considerado desde hace mucho tiempo como una ciudad burguesa muy orientada al ocio y al sector servicios, los habitantes de la segunda presumen de su legado vinculado a la industria naval y a su condición histórica de enclave militar estratégico.
Consciente de esa relevancia que Ferrol ha tenido como punto estratégico para la defensa de nuestras costas gracias a las buenas vistas de cuanta embarcación se acerca que ofrece el entorno de su ría, la Deputación da Coruña participa en el ambicioso Plan de Sostenibilidad Turística que pretende convertir las antiguas baterías militares que hay en la ciudad y en sus alrededores en recursos turísticos de primer orden. Desde los terrenos que ocupan estos elementos defensivos se pueden otear espectaculares paisajes y acceder a algunos de ellos, ya sea andando o en bicicleta, supone toda una experiencia de senderismo por entornos naturales que no te dejarán indiferente.
La historia de la ciudad que da nombre al geodestino de Ferrolterra como enclave militar es larga y ya Felipe II, que mandó construir el castillo de San Felipe en su primera versión, la designó como puerto de su Armada. La mencionada fortificación, que experimentó diversas remodelaciones, es uno de elementos patrimoniales que visitan casi todos cuantos llegan a Ferrol y conformó junto a los castillos de La Palma y San Martín un tridente defensivo capaz de causar estragos en las flotas invasoras al permitir un ataque con fuego cruzado.

Muy ligadas a esa historia naval están los edificios de la época de la Ilustración por los que Ferrol aspira a entrar en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. A los mencionados castillos de San Felipe y La Palma hay que sumar el Arsenal, donde en la actualidad se ubican las instalaciones para la construcción de barcos de la empresa pública Navantia y que en sus orígenes, además de esa función de astillero, tuvo la de ser un bastión más de la línea defensiva de la ciudad. Si quieres profundizar en el pasado y el presente de la industria de la navegación, no debes perderte el Museo Naval, donde podrás admirar modelos de algunos de los barcos más importantes de la náutica militar española y aprender acerca de cómo surcaban los mares estos buques y de lo que se oculta tras sus diseños.

Pese a esa presencia casi constante de la industria naval y de la historia militar en casi cualquier rincón de Ferrol, la ciudad gallega presenta más encantos que los que se circunscriben a esos ámbitos. Merece la pena, por ejemplo dar un paseo sosegado por el barrio de A Magdalena, que cuenta con edificios tan emblemáticos como el Teatro Jofre, la Concatedral de San Julián, la Pescadería, el Ayuntamiento y la mansión señorial reconvertida en Parador de Turismo. Este espacio estuvo dedicado en el pasado a albergar las viviendas de la burguesía local y cuenta con construcciones de gran valor patrimonial diseñadas por arquitectos tan famosos como Rodolfo Ucha.

En el apartado de fiestas y tradiciones, es obligado destacar la Semana Santa ferrolana, una de las más importantes de Galicia. Declarada de Interés Turístico Internacional, cuenta con una veintena de procesiones en las que participan más de 3.000 cofrades. El ambiente de espiritualidad que se respira en las calles y su solemnidad atraen a numerosos visitantes. A las procesiones, entre las que destacan la del Santísimo Cristo de la Compasión y María Santísima de la Piedad, la del Santo Encuentro y la de Os Caladiños, se suman exposiciones y actividades culturales.

Betanzos, una villa en la que la historia se respira en cada rincón
Si A Coruña y Ferrol figuran en esta reseña sobre los geodestinos de As Mariñas y Ferrolterra con capítulo propio, también debe hacerlo Betanzos y es que esta villa, aunque mucho menos poblada que las dos ciudades antes mencionadas, fue en el medievo una de las siete capitales del Antiguo Reino de Galicia y es, en el presente, una localidad en la que la historia se respira en cada rincón.
La lista de espacios y monumentos de interés histórico y artístico con los que cuenta Betanzos es larga, pues el casco antiguo está plagado de ellos. Las iglesias góticas de Santa María del Azogue y de San Francisco, ambas en la plaza de Fernán Pérez de Andrade O Boo, y el edificio consistorial (siglo XIII) y el Palacio de Bendaña (siglo XV y reedificado en el XVII), en la plaza de la Constitución, son, sin desmerecer a todos los demás, los que no debes dejar de visitar.

Fuera del casco histórico, pero todavía en Betanzos, se encuentra uno de los lugares más pintorescos y misteriosos de toda la comarca de As Mariñas: el parque de O Pasatempo. Diseñado por Juan García Naveira, que también financió su construcción, este parque conserva en la actualidad una décima parte de los 90.000 metros cuadrados que tenía en sus orígenes. Grutas y pasadizos subterráneos, relojes de pared, esculturas de animales, representaciones en murales policromados de medios de transporte como el aeroplano y el funicular y de maravillas del mundo como el canal de Panamá y la pirámide de Keops, un homenaje a Argentina y un estanque son sólo algunos de los elementos del cóctel que nos brinda este espacio tan singular.
Por la cantidad de visitantes que atraen, no pueden quedar sin referenciar las fiestas de San Roque, en las que todos los vecinos del pueblo se lanzan a las calles a celebrar la alegría de vivir y lo hacen con eventos tan icónicos como la suelta de un gigantesco globo de papel y Os Caneiros, un banquete fluvial por el río Mandeo en el que decenas de barcas engalanadas surcan el cauce fluvial.
Un parque geológico único en el mundo
Basta el hecho de que sea un espacio único en el mundo por albergar algunas de las formaciones rocosas más antiguas de Europa, cuyo origen se remonta al período en el que comenzaron a formarse los continentes y que ayudan a comprender un fenómeno ocurrido hace unos 350 millones de años (la formación del supercontinente Pangea), para que el Geoparque de Cabo Ortegal merezca un espacio en cualquier reseña o reportaje sobre el geodestino de Ferrolterra, pero este territorio es mucho más que un paraíso para los amantes de la geología y es que alberga espectaculares paisajes que cualquiera, sin necesidad de formación científica, puede apreciar y admirar, así como lugares donde magia, tradición y espiritualidad se dan la mano.
El Geoparque de Cabo Ortegal está enclavado en el lugar en el que se unen el Océano Atlántico y el Mar Cantábrico, de hecho el cabo que le da nombre es el accidente geográfico que, con sus dos salientes rocosos, el de Punta do Limo y el de Os Aguillóns, marca el punto exacto que separa a ambos. En cuanto a su territorio, forman parte de él los ayuntamientos de Cariño, Cedeira, Cerdido, Moeche, San Sadurniño, Ortigueira y Valdoviño
Los acantilados de la sierra de A Capelada, los más altos de la Europa continental y con hitos como los 615 metros de altitud en Vixía Herbeira y la llamativa verticalidad de las formaciones rocosas de O Limo, y la playa de Teixidelo, ubicada a los pies de los acantilados de Herbeira y la única de arena negra no volcánica del mundo de la que se tiene constancia, son dos de los espacios de interés geológico más peculiares que alberga este maravilloso paraje natural.

Desde el punto de vista paisajístico, cabe mencionar también la costa de Loiba, donde se encuentra el famoso banco al que han llegado a calificar como el más bonito del mundo debido a la belleza de lo que desde él se divisa; las rías de Cedeira y Ortigueira, singulares tanto por las rocas que presentan como por la arena de sus playas y por los cambios que se observan con el devenir de las mareas; y el litoral de Valdoviño, con la playa de Campelo y la falla de As Pontes-Pedrosa y con la maravillosa atalaya natural de rocas graníticas que constituye el Monte Campelo.

Nuestro recorrido por el entorno de Cabo Ortegal no puede finalizar sin una visita a San Andrés de Teixido (municipio de Cedeira), sobre todo porque hay una leyenda que dice que irá de muerto, reencarnado en lagarto, culebra u otro bicho no demasiado agraciado, quien no hubiera ido en vida (vai de morto quen non foi de vivo) y la perspectiva de acudir con apariencia humana es mucho más agradable que la de hacerlo con la de una sabandija. Más allá de esa leyenda y aunque, como su nombre indica, está dedicado a un santo cristiano, lo cierto es que este lugar está impregnado de una atmósfera un tanto esotérica y, de hecho, se cree que el lugar donde se levanta el actual santuario estuvo dedicado en el pasado a ritos paganos. Ya creas en la magia o en lo paranormal o seas un escéptico con respecto a esas cuestiones, quedarás impresionado por la belleza del paisaje que rodea a este enclave tan particular.
El bosque encantado hecho realidad
Cuando los fans de la literatura fantástica leen un cuento o una novela ambientada en un mundo de elfos, hadas y gnomos es casi seguro que los paisajes que imaginan se asemejan mucho a los de las Fragas do Eume. Si el geodestino de Ferrolterra puede presumir de contar en su territorio con acantilados formados con algunas de las rocas más antiguas de Europa, también puede hacerlo de tener el mejor ejemplo de bosque atlántico de todo el continente.

Robles, castaños, abedules y hasta 28 especies diferentes de helechos comparten junto a otras muchas especies de flora y a una variada fauna (a la fuerte presencia de reptiles y anfibios se suman más de un centenar de especies de aves y unas 40 de mamíferos) un espacio natural que cuenta con territorio en los municipios de A Capela, As Pontes de García Rodríguez, Cabanas, Monfero y Pontedeume. Las Fragas do Eume, que cuentan con la declaración de Parque Natural desde 1997, se verán también beneficiadas de uno de los Planes de Sostenibilidad Turística en Destino en los que participa la Deputación da Coruña.
Aunque esa riqueza natural puede parecer lo más llamativo, las Fragas do Eume cuentan también con elementos patrimoniales fruto de la presencia humana. El monasterio de San Juan de Caaveiro, enclavado en un terreno del municipio de A Capela ubicado en pleno bosque, y el de Monfero, situado en el pequeño valle donde nace el río Lambruxo, son los dos más importantes y visitados.

Si tras el éxtasis de naturaleza que supone recorrer a los frondosos bosques de las Fragas do Eume, el visitante quiere disfrutar un poco en un entorno urbano, puede hacerlo en la localidad de Pontedeume, que además de contar con su famoso puente de piedra sobre el río Eume que le da nombre, presenta un casco antiguo con espacios y edificios más que interesantes. La plaza del Conde, epicentro de la vida vecinal; el Torreón de los Andrade, último vestigio del pazo de una familia de la nobleza; los restos de la muralla de la villa; la iglesia parroquial de Santiago, con una bóveda estrella y un valioso retablo renacentista; y el Pazo del Arzobispo Rajoy, construido en la segunda mitad del siglo XVIII son sólo algunas de las joyas que podrás admirar durante un recorrido por las calles de este pueblo.
Playas para todos los gustos
Si hay algo que abunda en el territorio de los geodestinos de As Mariñas y Ferrolterra son las playas. Las hay para todos los gustos: ideales para estar solo y disfrutar de la vida contemplativa, idóneas para pasar una jornada en familia con merienda incluida, con las condiciones necesaria para la práctica del surf, de interés geológico y paisajístico e incluso aptas para que aquellos a los que les gusta estar sin ropa practiquen el nudismo. Pocos espacios geográficos habrá en el mundo con semejante variedad de arenales.
A las icónicas playas urbanas de A Coruña ubicadas en el que es el paseo marítimo más largo de Europa y anteriormente mencionadas (Riazor, Orzán, Matadero, As Lapas y San Amaro) podemos añadir otras muchas que son perfectas para quienes desean disfrutar en familia o, simplemente, tumbarse al sol y darse un buen chapuzón. La Playa Nueva de Sada, la de Santa Cristina (Oleiros), la Playa Grande de Miño, en el geodestino de As Mariñas, y las de San Xurxo (Ferrol) y Vilarrube (Valdoviño), en el de Ferrolterra, son algunos de los arenales más concurridos en los meses de verano por el turismo familiar.

La provincia de A Coruña se ha consolidado en los últimos tiempos como un paraíso para los amantes del surf y en estos geodestinos no faltan playas con las condiciones necesarias para servir a los propósitos de los amantes de ese deporte. Las de Barrañán y Valcobo, ambas en el municipio de Arteixo, y la de Pantín, ubicada en el municipio de Valdoviño y sede de una de las pruebas del circuito mundial, son consideradas como catedrales del surf y reciben todos los años a muchos aficionados y profesionales que no pueden resistir la tentación de cabalgar sobre sus olas. La playa de Barrañán, por cierto, es también una de las preferidas por los nudistas.

En un territorio con tanto valor ecológico como el que conforman los geodestinos de As Mariñas y Ferrolterra, las playas son también recursos medioambientales y paisajísticos de primer orden, por lo que podemos encontrar arenales que, ya sea por los ecosistemas que albergan, por el territorio que ocupan o por sus orígenes tienen un gran valor ecológico. La playa de Gandarío (Bergondo), ubicada en la ría de Betanzos y muy próxima a las marismas y humedales del río Mandeo; Seixo Branco (Oleiros), todo un monumento natural con sus acantilados y sus espectaculares vistas; Doniños (Ferrol), extenso arenal con dunas y una laguna; y A Frouxeira (Valdoviño), protegida por ser el hábitat de diversas especies de aves, son algunas de esas playas de alto valor ambiental.

Territorio de contrastes
En los geodestinos de As Mariñas y Ferrolterra podemos encontrar casi de todo, desde vestigiosos históricos de la prehistoria y la época prerromana hasta construcciones más modernas diseñadas para el disfrute y desde bosques y jardines hasta playas y acantilados.
Más allá de las ciudades de A Coruña y Ferrol, de la histórica villa de Betanzos, de las maravillas naturales de Cabo Ortegal y las Fragas do Eume y de las hermosas playas bañadas por el Atlántico, en cualquiera de los municipios de estos geodestinos a los que vayamos a parar vamos encontrar algo que merezca la pena visitar.
Los amantes de la historia encontrarán apasionante indagar en el modo de vida de nuestros antepasados más lejanos si se acercan a contemplar los restos megalíticos que existen en el monte Xalo, que se reparten los municipios de Cerceda, Culleredo, Carral y A Laracha, o si visitan los castros de Alvedro (Culleredo) y As Flores (Coirós). También podrán encontrar obras de arte de la arquitectura del medievo como el castillo de Moeche, que fue testigo de la revuelta Irmandiña y en el que todos los años se celebra un asalto simbólico para conmemorar aquella revolución de las clases populares frente a los nobles; la iglesia románica de Santa María de Cambre, uno de los muchos templos cristianos pertenecientes a este período que se reparten por este territorio y también uno de los más destacados; y el monasterio de Sobrado dos Monxes (Sobrado).

Estos espacios geográficos de la provincia de A Coruña presentan también una gran variedad de pueblos con encanto en los que podemos recrearnos con un urbanismo y un modo de edificar que siempre tuvo al mar como referencia. Pasear por las empinadas y estrechas calles del municipio de Cedeira y dirigir la mirada hacia sus características viviendas con balcones y galerías, contemplar el panorama que se divisa desde el faro de Mera (Oleiros) o disfrutar de un café en el edificio modernista de La Terraza, en Sada, son actividades que, sin duda, resultarán gratificantes.

En el apartado de paraísos naturales, hay que añadir a los del geoparque de Cabo Ortegal y las Fragas do Eume los que podemos encontrar en la Reserva de Biosfera Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo, un espacio reconocido por la Unesco en el que se trabaja para fomentar un desarrollo sostenible y por el mantenimiento de la biodiversidad y la cultura que abarca un total de 17 municipios (Abegondo, Aranga, Arteixo, Bergondo, Betanzos, Cambre, Carral, Coirós, Curtis, Culleredo, Miño, Irixoa, Oleiros, Oza-Cesuras, Paderne, Sada y Sobrado). Dentro de este espacio podemos encontrar una gran variedad de ecosistemas, como bosques, zonas costeras y terrenos de montaña.
Un paraíso de la gastronomía
Decir que un territorio ubicado en Galicia es un paraíso de la gastronomía es decir una obviedad y, por supuesto, los geodestinos de As Mariñas y Ferrolterra cumplen con esa máxima y con el eslogan de A paisaxe que sabe elegido por la Deputación da Coruña para mostrar la relación entre los productos que comemos y el territorio del que proceden y para fomentar un turismo sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
Antes de mencionar algunos de los productos y platos más famosos y reconocidos de estos geodestinos, hay que dejar claro que si visitas As Mariñas y Ferrolterra podrás degustar multitud de manjares de la tierra y del mar que, en la mayoría de los restaurantes y casas de comidas, estarán deliciosos. Sin embargo, hay algunos de esos manjares que debe recoger nuestra lista por ser típicos de estas zonas de la provincia de A Coruña.
Si hablamos del geodestino de As Mariñas, qué mejor que comenzar nuestro recorrido gastronómico con la famosa tortilla de Betanzos que, por estar poco cuajada y casi líquida por dentro, tiene un intenso sabor a huevo. Los más puristas dirán que no lleva cebolla, aunque puede haber establecimientos y hogares que sí añadan ese ingrediente. Además de degustarla en numerosos bares y restaurantes de la localidad que le da nombre, hay restaurantes, como La Penela de A Coruña, que han hecho de ella una de sus especialidades.

Cualquier tortilla, la de Betanzos también, sabe mejor y se disfruta más si va acompañada de un buen mendrugo de pan y qué mejor que escoger uno que tenga su origen en el municipio de Carral. Los maestros panaderos de esta localidad ubicada en el geodestino de As Mariñas elaboran su producto con trigo gallego molido en molinos de piedra y fermentado con masa madre. Con su miga esponjosa y su corteza crujiente, este pan es capaz de mejorar con su sabor cualquier comida.

En un territorio llamado As Mariñas no pueden faltar los productos del mar, de entre los que podemos destacar los mejillones de Lorbé (Oleiros). Cultivados en bateas (las únicas que existen en las Rías Altas) y pertenecientes a la Denominación de Origen Protegida Mexillón de Galicia, deben su excelente calidad y sabor a las corrientes marinas y al ecosistema del municipio del que toman su nombre. Cuentan con su propia fiesta gastronómica, en la que, quienes se acercan a Lorbé, además de degustar los famosos mejillones, disfrutan de actuaciones musicales y actividades lúdicas.

Ya en el geodestino de Ferrolterra, sobresalen productos como los percebes de Cedeira, famosos no sólo por su inigualable sabor sino también por haber sido protagonistas de Percebeiros, un documental del periodista David Beriain que relata la historia de un percebeiro de ese municipio y que fue preseleccionado para los Premios Goya 2012. Cómo no, también los percebes de Cedeira tienen su fiesta, que este año se celebrará los días 2 y 3 de agosto en el puerto de la localidad y en la que se distribuirán más de 600 kilogramos de este manjar que habita en las rocas donde las olas golpean con más fuerza.
Del mar también procede el pulpo que en Mugardos preparan con su propia receta. La preparación a la mugardesa tiene su origen en el deseo de que la misma cantidad de pulpo diera alimento a un mayor número de personas y el secreto para conseguirlo está en el procedimiento de cocción y en el acompañamiento con cebolla, ajo, patatas y otros ingredientes que se unen al cefalópodo en la cazuela. Y sí, también el pulpo es protagonista de una fiesta en Mugardos que, este año, se celebró el pasado 12 de julio.
Dejamos el mar y nos adentramos en la huerta para hablar sobre los grelos de Monfero, que tienen un puesto destacado en la lista de productos estrella del territorio de Ferrolterra. Muy codiciados para formar parte de platos tan tradicionales como el cocido gallego, tienen un sabor propio que los diferencia de los que tienen su origen en otros espacios geográficos y, además de ser perfectos para el consumo humano, también pueden servir como alimento para el ganado. En Monfero, en concreto en O Val de Xestoso, se celebra la fiesta en torno a este producto en el domingo anterior al Carnaval.
También de la tierra proceden los pementos do Couto, una variedad de pimiento que comenzaron a cultivar los monjes del monasterio de O Couto, ubicado en el municipio de Narón. Con un peso de entre 4 y 6 gramos y una longitud de entre 4 y 8 centímetros, estos pimientos con piel de color verde oscuro tienen un sabor dulce que los diferencia de otras variedades como los de Padrón.

La costrada de Pontedeume, una especie de empanada con varias capas que puede contener carne o pescado y que también tiene origen monacal; la chanfaina de San Sadurniño, elaborada a base de sangre, carne y especias; y la miel de As Pontes, producida de forma artesanal y sostenible y con su propio centro de interpretación (la Casa do Mel) en una de las entradas a las Fragas do Eume, son otros de los productos que debes probar si vistas Ferrolterra.
