El Padre Apeles, popular por sus apariciones en programas televisivos tan míticos como Moros y Cristianos y Crónicas Marcianas, se ha hecho socio de la SD Sarriana, club modesto de la localidad lucense de Sarria que milita en Tercera Federación, quinta categoría del fútbol español. El sacerdote se convirtió de forma oficial en seguidor de este equipo con motivo de un viaje que realizó a Sarria y a su comarca para visitar a un amigo que trasladó su yeguada desde Barcelona hasta la sarriana parroquia de Ortoá.
Por supuesto, durante el tiempo que pasó en la comarca de Sarria, el Padre Apeles tuvo tiempo para hacer más cosas que contemplar los ejemplares equinos de su amigo y hacerse socio del club local, cuyo estadio de A Ribela, por cierto, también tuvo ocasión de visitar.
Como hombre santo que es, pese a ese sarcasmo y mal humor que mostraba con frecuencia en sus intervenciones televisivas, el mediático sacerdote aprovechó su viaje para conocer la catedral de Lugo y el monasterio de Samos, monumentos ambos que lo dejaron impresionado. Gran amante de la gastronomía y, de una forma especial, de los productos gallegos, el Padre Apeles también probó las exquisiteces de la gastronomía local y lo hizo en establecimientos como el Mesón Pontenova de Samos, donde comió con José María García Morán, el propietario de la yeguada y principal artífice de la llegada del protagonista de esta historia a Sarria, y con el presidente de la Sarriana, Manuel Sangil, que también mantiene una buena relación con García Morán y que no quiso desaprovechar la oportunidad de sumar un nuevo y mediático apoyo al club cuya directiva encabeza.
La Sarriana, consciente de la repercusión que todavía tiene el Padre Apeles entre todos aquellos que recuerdan sus apariciones en la televisión, publicó en sus redes sociales una fotografía del sacerdote posando con su carné de socio en las sala de trofeos del club.
«Damos la bienvenida a un nuevo socio de la Sarriana. ¡Bienvenido a esta familia, Padre Apeles!», publicó el club de la localidad lucense para regocijo, no sólo de sus abonados y seguidores más acérrimos, sino también de todos los vecinos del municipio y de su comarca.
