Marcos Vales, exfutbolista y abogado: «Creo que es algo incoherente no sentirse español y jugar con la selección»

Marcos Vales

Marcos Vales (A Coruña, 1975) debutó como futbolista profesional en el Deportivo, el club de su ciudad, justo cuando se le empezó a conocer como Superdépor por los éxitos que alcanzó gracias a la calidad de jugadores como Bebeto, Mauro Silva y Fran y dirigido desde el banquillo por el mítico Arsenio Iglesias. Aunque su sueño era pasar toda su carrera profesional en el Dépor, las circunstancias lo obligaron a marcharse y a militar en el Sporting de Gijón, en el Real Zaragoza, en el Sevilla y en el Mallorca. Sí cumplió su sueño de representar a España, llegando a ganar una Eurocopa con la selección sub-21 y a debutar con la absoluta. Ahora, convertido en abogado del despacho de asesoría fiscal Vales & Asociados de A Coruña, expresa su deseo de que las normas del fútbol se diseñen y aprueben con vistas a acrecentar su condición de espectáculo y pide a aficionados y periodistas que tengan cierta mesura a la hora de criticar a los jugadores, sobre todo cuando éstos son jóvenes e inician su camino en una actividad profesional que, aunque muy bonita y llena de satisfacciones, tiene su lado oscuro. «Con el tema de la fama, poco a poco, uno se va dando cuenta de que es algo que no es muy real», apunta.

-Cuando debutaste con el Deportivo en Primera División eras aún un estudiante del colegio Santa María del Mar de A Coruña. ¿Cómo te cambió la vida entonces y cómo llevaste la fama?

-La verdad es que el salto fue demasiado grande, porque yo venía de jugar en Tercera División y pasaba a hacerlo en Primera División y con el Superdépor, con el que estaba volcada toda la ciudad. Yo estaba terminando COU e iba al colegio por las mañanas como cualquier otro estudiante hasta que empecé a entrenar con el Dépor. A partir de ahí, me dejaban ir a entrenar por la mañana y, ya después del entrenamiento, asistía al colegio. Fue un cambio demasiado brusco, pero tengo que estar muy agradecido por la oportunidad que me dieron Arsenio y Ballesta de jugar en el fútbol como profesional en un momento en el que yo no contaba para nada con poder llegar a hacerlo. Si algo es brusco pero bueno, bienvenido sea, aunque quizás, para el jugador que empieza, sea mejor ir quemando etapas más lentamente.

-¿Notaste un cambio en la actitud de tus compañeros de colegio y de las personas que te rodeaban en tu día a día tras tu debut con el Deportivo?

-Sí, ese es uno de los motivos por los que se nota demasiado un cambio tan brusco. En esa época, el Superdépor tenía muchísimo tirón en la ciudad y asimilar formar parte de aquello a los 17 años es algo que cuesta. Al entrar en los sitios empecé a notar que mucha gente me miraba y me hablaba y en la calle me paraban para preguntarme cosas, cuando hasta ese momento yo hacía poco más que ir al colegio, comer la hamburguesa o lo que hubiera en el comedor y poco más.

-¿Quiénes fueron tus mayores apoyos en aquella época?

-Con el tema de la fama, poco a poco, uno se va dando cuenta de que es algo que no es muy real. Yo seguí teniendo mis amigos del colegio e intenté, en la medida de lo posible, seguir haciendo la misma vida. Mis compañeros en el Deportivo me decían que tenía que intentar mantener mi círculo de amistades y llevar una vida normal porque el fútbol, al final, es una profesión que uno ejerce hasta que deja de ejercerla.

-Tu padre, Pepe Vales, fue futbolista en el Deportivo, así que imagino que él también te daría buenos consejos.

-Mis padres nunca fueron de ese tipo de padres que quieren que sus hijos sean estrellas del deporte o de otro ámbito a toda costa. Ellos sabían que a mí me gustaba jugar al fútbol y me apoyaron, pero nunca me metieron una presión extra. Al contrario, siempre intentaban que yo estuviese centrado, algo que es más difícil si se tiene un entorno complicado. Yo creo que, al final, todos los jugadores de fútbol entienden que la fama es algo que se tiene un día y otro quizás no. Cuando juegas bien sales en todos los periódicos y todo el mundo te aplaude y, a los tres días, juegas mal y todos te silban o dejas de jugar porque tienes una lesión o porque el entrenador no te pone. El futbolista, en cuanto está dos o tres años jugando, se da cuenta de que la fama no existe y de que es algo puntual.

«El Superdépor tenía muchísimo tirón en la ciudad y asimilar formar parte de aquello a los 17 años es algo que cuesta»

-¿Recuerdas el día en el que te convocaron para jugar con el Deportivo por primera vez?

-Fue algo gradual, porque primero fui a entrenar con el primer equipo, luego fui a jugar un amistoso que creo que fue en Betanzos… Lo que sí recuerdo bien es el día en el que me llamaron para que fuera a entrenar con ellos. En el deporte siempre hay una inseguridad permanente y eso es algo con lo que los futbolistas tienen que convivir. A lo mejor una semana cuentan contigo y están encantados y al mes siguiente ya no es así. Pasa en muchos ámbitos, pero en el deporte especialmente, porque salvo que seas una estrella consolidada, que eso lo son cuatro, dependes mucho de los resultados y del día a día.

-¿Qué sentiste la primera vez que fuiste a entrenar y te encontraste con jugadores de la talla de Bebeto, Mauro Silva o Fran?

-Cuando yo iba al estadio con 15 años, el Deportivo estaba en Segunda División y los jugadores eran muy locales, pero cuando yo subí la situación era muy distinta, porque ya era un equipo top que tenía extranjeros y grandes jugadores nacionales. A mí todo aquello me sorprendía mucho, porque ya no quedaban aquellos jugadores de la ciudad con los que yo me había sentido identificado en el pasado. Era el inicio del cambio en el fútbol que llegó después. Para mí era todo muy nuevo, aunque tengo que decir que los compañeros que tuve en ese momento se portaron muy bien conmigo y eran una gente encantadora.

-¿Cómo eran aquellos jugadores?

-La mayoría de mis compañeros en el Deportivo decían que venir a A Coruña posibilitó una de las mejores etapas de su carrera. Eran jugadores muy buenos que, gracias al Deportivo, tuvieron la oportunidad de pelear por ganar la liga y que vivieron una experiencia única, que también para mí lo fue. La ciudad estaba como loca y el equipo jugaba muy bien.

-También hubo momentos duros, como la famosa liga del penalti de Djukic.

-Sí, pero eso fue algo muy triste pero puntual. Yo recuerdo que, cada domingo, Riazor era una fiesta. A mí a veces me tocaba estar en el banquillo o jugar sólo unos minutos, pero recuerdo perfectamente que la gente estaba como loca. Los aficionados hacían la ola en las gradas todos los domingos. Tuve mucha suerte de haber podido formar parte de aquel equipo y de haber vivido todo aquello.

«Mis padres sabían que a mí me gustaba el fútbol y me apoyaron, pero nunca me metieron una presión extra»

-De tu etapa en el Deportivo, ¿con qué momentos te quedarías?

-Recuerdo de una forma especial el día en el que el Deportivo logró clasificarse para jugar competición europea por primera vez, no sólo porque yo marqué un gol en aquel partido en el que nos enfrentábamos al Zaragoza, sino también porque el estadio estaba espectacular. Yo creo que la gente se pasó el partido haciendo la ola. También el día del penalti de Djukic porque, aunque fue un momento triste, no hay que olvidar que casi se gana la liga. Guardo también un buen recuerdo de los viajes por Europa, porque, tanto cuando salíamos como cuando llegábamos, siempre había un montón de aficionados que nos apoyaban en el aeropuerto. En general, de aquella época, me quedaría con lo contenta que estaba la gente con el equipo. La ciudad era una auténtica fiesta y es que el Deportivo tenía unos jugadores magníficos. Ver entrenar y jugar a futbolistas como Bebeto, Mauro Silva, Aldana o Fran era alago espectacular. Eran unos jugadores magníficos. Jugábamos contra el Barcelona o el Real Madrid y eran partidos de tú a tú. Hay que decirlo: aquel era un equipazo y los jugadores tenían mucho talento y, además, se llevaban muy bien y funcionaban muy bien en conjunto.

Marcos Vales abogado
Marcos Vales, en el despacho de Vales & Asociados

-El Deportivo tenía entonces un once muy definido y, en aquella época, no se llevaba mucho lo de hacer rotaciones. Eso quizás impidió que jugases con más asiduidad.

-Yo tenía 18 años y estaba todavía verde, mientras que esos jugadores a los que me referí tenían experiencias y estaban en su mejor momento. Eran tan buenos que entiendo y veo normal que jugasen siempre ellos. Quizás, si yo hubiera tenido 24 o 25 años habría podido aportar más. Mi idea, la que le transmití a Lendoiro y la que como muchas de las ideas que se tienen en el mundo del fútbol nunca se cumplen, era la de salir cedido para volver al Deportivo con más experiencia. Fue imposible y esa es una espina que se me quedó clavada. Lo que yo siempre había querido era regresar a A Coruña y volver a jugar con el Dépor, pero el fútbol ya fue por unos derroteros que nadie se esperaba. Empezaron a llegar extranjeros con la Ley Bosman y todo cambió mucho. El fútbol pegó un giro y se pasó de una época en la que apenas había ingresos por televisión y en la que la mayoría de los futbolistas de los equipos eran representativos de la ciudad o de la comunidad autónoma a la que pertenecían los clubes a un tiempo en el que se multiplicaron las ganancias por los derechos televisivos y en el que llegó un aluvión de jugadores foráneos. Todo aquello fue una locura, a veces algo excesivo, aunque es cierto que ayudó a que hubiese más espectáculo y llevó a que se hablara de La Liga de las Estrellas. Al final, de lo que se trata es de que los aficionados lo pasen bien, porque el fútbol no deja de ser un espectáculo.

«Ver entrenar y jugar a futbolistas como Bebeto, Mauro Silva, Aldana o Fran era algo espectacular»

-Tras tu etapa en el Deportivo, llegó una nueva en el Sporting de Gijón que no estuvo exenta de dificultades, quizás por ser la primera fuera de tu ciudad.

-A veces, aficionados y periodistas son demasiado críticos con los jugadores. Es cierto que los futbolistas son personajes públicos y que soportar eso les va en el sueldo, eso es así. Pero, dicho eso, hay que decir que las críticas son en ocasiones desmedidas, sobre todo cuando los futbolistas que las reciben son chavales de 17, 18, 19 o 20 años. Se les critica hasta por lo que gastan, porque se compran un Ferrari… Tampoco eso es ningún delito y hay jugadores que son muy jóvenes y han tenido entornos complicados. Irse fuera y con esa edad nunca es fácil, menos aún en un mundo como el de fútbol, que es muy difícil porque la prensa critica y los aficionados también. Tiene su parte bonita, porque jugar es precioso y está bien pagado, pero no es fácil. No es fácil de asumir la fama, no son fáciles de asumir las críticas… Hay que ser comprensivos con la gente joven y no lo digo tanto por lo que yo viví sino en general. No hay que tener prejuicios. Yo he tenido compañeros que vestían de forma estrafalaria y tenían coches muy extravagantes y que, sin embargo, eran encantadores y humildes. Recuerdo, por ejemplo, algunos jugadores que venían de Brasil cuyo sueño era tener un cochazo porque en el lugar del que procedían nadie lo tenía y, claro, lo primero que hacían cuando llegaban era comprárselo.

-Tanto dinero de golpe, unido a la fama, sin duda puede ser difícil de gestionar para personas tan jóvenes.

-Y muchas veces, por la gente que les rodea, no están bien asesorados. Yo he visto malos entornos en algunos de mis compañeros que, más que estar para ayudarlos, estaban para intentar sacar algo de ellos.

-Un futbolista tiene que tener mucho cuidado con sus compañías y con su intimidad.

-Creo que ese tipo de problemas los había en mi época y que los sigue habiendo, aunque antes no había tanta información como hay ahora. En mis inicios como futbolista no había internet, ni móviles, ni nada de eso, así que los futbolistas estábamos muy desinformados. Eso también tenía una parte buena, porque no nos sacaban fotos en cualquier sitio, que es algo con lo que hoy en día hay que tener mucho cuidado. Que alguien no pueda ir a una discoteca o tomarse una copa porque te puedan grabar con el móvil…

«He visto malos entornos en algunos de mis compañeros que, más que estar para ayudarlos, estaban para intentar sacar algo de ellos»

-Muchos quizás no entienden, o no quieren entender, que los futbolistas son personas y también tienen derecho a disfrutar de su tiempo libre y de su vida privada.

-Es que todo el mundo necesita desahogarse y pasárselo bien de vez en cuando. Hay que socializar. Una de las mejores cosas que tenemos en España es que socializamos en los bares.

-Volviendo a tu etapa en el Sporting de Gijón, ¿qué crees que te aporto como persona y como profesional?

-Me sirvió para aprender a estar yo solo fuera de casa. El Sporting de Gijón tenía mucha gente joven de la cantera en el equipo y eso también me ayudó mucho. Es cierto que al principio lo pasé mal y hasta tuve algunos problemas de salud. Lo cierto es que el equipo, en los tres años en los que estuve, nunca fue bien y, justo al año siguiente de marcharme, acabó descendiendo a Segunda. A un equipo de cantera como era el Sporting le perjudicó mucho a nivel competitivo la oleada de jugadores extranjeros que llegaron con la Ley Bosman, porque los rivales se reforzaron mucho y la hornada que había salido en Gijón en esos años no había sido espectacular.

Marcos Vales Deportivo Sporting
Marcos Vales con el Deportivo de La Coruña y con el Sporting de Gijón

-Y del Sporting de Gijón te fuiste al Real Zaragoza, club en el que viviste la mejor etapa de tu carrera.

-Allí la situación fue diferente, porque el Zaragoza tenía una plantilla con muchos jugadores internacionales que eran muy buenos. Estaban Kily González y Gustavo López, que eran internacionales con Argentina; Milosevic, que era internacional con Yugoslavia; Acuña, que era internacional con Paraguay… Aquel equipo sí que era potente. Había también algunos de los jugadores que ganaron con el Zaragoza la Recopa de Europa, como Xavi Aguado y Santi Aragón. Yo tuve la oportunidad de jugar y fueron dos o tres temporadas buenas para mí.

-Y, cuando estabas en el Real Zaragoza, llegó la convocatoria y el debut con la selección española absoluta.

-Tuve la suerte de que la selección sub-21 en la que yo jugaba viajaba en el mismo avión que la absoluta, a la que entrenaba Javier Clemente, y se alojaba en los mismos hoteles. Ya con Camacho como seleccionador, tuve la oportunidad de ir en la propia expedición de la selección absoluta, de debutar en un partido y de vivirlo todo en primera persona. Ya no sólo por mi debut con la absoluta, sino también por todo lo que viví con la sub-21 (es campeón de la Eurocopa), tengo que decir que los partidos internacionales con la selección son especiales por el ambiente. Escuchar el himno español, ver la pasión y el sentimiento de las aficiones… Una cosa es verlo como espectador, por la televisión, y otra totalmente diferente es vivirlo en directo. Recuerdo un partido en Sarajevo, poco después de la guerra, que fue algo espectacular, con el ejército rodeando el estadio, con el público encendiendo bengalas y cantando el himno nacional… Eso, en directo y como futbolista, es algo realmente bonito de vivir.

«Los partidos internacionales con la selección son especiales por el ambiente. La gente vive el sentimiento internacional mucho más de lo que nos imaginamos»

-Ese sentimiento por la selección del que hablas y que expresan la mayoría de los futbolistas contrasta con la opinión de los aficionados que sólo prestan atención al combinado nacional en los Mundiales y Eurocopas y consideran tediosos los parones en las grandes ligas para que se jueguen amistosos internacionales o partidos clasificatorios.

-Lo que yo puedo decir por lo que viví es que el ambiente en los partidos es espectacular, tanto en el extranjero como en España. La gente vive el sentimiento nacional mucho más de lo que nos imaginamos. Es algo increíble. Es cierto que los partidos de Champions League o los derbis también tienen un ambiente impresionante, pero los partidos de selecciones tienen algo especial.

-Ganar la Eurocopa con la selección sub-21 tuvo que ser algo muy especial para ti.

-Creo que en cualquier disciplina deportiva, representar a tu país, ya seas más o menos patriota, te hace sentir algo especial. Como recuerdo de aquella época, tengo en mi casa una foto con el actual Rey Felipe VI, que entonces era príncipe. De mis experiencias con la selección, todo es positivo. Envidio mucho a los futbolistas que han ganado la Eurocopa y el Mundial con la absoluta. Eso tiene que ser algo espectacular. Ganar un Mundial tiene que ser algo único que te deja un recuerdo para toda la vida. Incluso aunque no se gane, sólo el hecho de jugarlo tiene que ser maravilloso.

-Pese a tus éxitos con las categorías inferiores de la selección, no llegaste a disputar unos Juegos Olímpicos, un torneo para el que, por la normativa, los jóvenes tienen más oportunidades de ir convocados.

-No y es algo que también me habría gustado mucho. En mi época, algunos de los que eran mis compañeros en la sub-21 fueron a los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 pero yo me quedé con las ganas.

-Se ha hablado mucho de futbolistas que dicen o insinúan no sentirse españoles por ser independentistas y que, sin embargo, acuden a la llamada de la selección. ¿Crees que esos jugadores deberían dejar de formar parte del combinado nacional?

-Sinceramente, creo que es algo incoherente no sentirse español y jugar con la selección. Si un futbolista va con la selección o un tenista va a jugar la Copa Davis lo hace representando a España. Si no quieres representar a España, no vayas. Cuando un futbolista juega un partido con la selección, toda la gente que lo apoya lo hace porque juega con España.

«En cualquier disciplina deportiva, representar a tu país, ya seas más o menos patriota, te hace sentir algo especial»

-Una vez terminada tu etapa en el Real Zaragoza, fichaste por el Sevilla y tú puedes presumir de ser uno de los futbolistas que marcaron un gol que definió un derbi sevillano.

-Sevilla es un sitio al que todo futbolista que tenga la oportunidad debería ir. La ciudad, además del buen tiempo, tiene un ambiente de fútbol magnífico. A los sevillanos les encanta el fútbol y el estadio Ramón Sánchez Pizjuán tiene un atmósfera fantástica, con un público que siempre está cantando y animando. Para el futbolista, Sevilla es sin duda una de las mejores ciudades de España.

-¿Qué siente un futbolista al marcar un gol en un derbi tan caliente como lo es el que enfrenta a Sevilla y Betis?

-Mi gol fue en el campo del Betis. Más que del gol en aquel partido o de algún otro momento concreto, lo que más recuerdo de mi etapa en Sevilla, además de lo que comenté acerca del modo en que la gente vive el fútbol, es el buen tiempo que hacía. Yo, que soy friolero, iba casi siempre en manga corta y el cielo estaba siempre azul. Puede parecer algo poco importante, pero pasar de jugar con la lluvia y la humedad de A Coruña y Gijón o con el frío que hace en invierno en Zaragoza, donde a veces hasta nos teníamos que poner vaselina en las orejas, a hacerlo en Sevilla es un contraste muy grande. Salir casi siempre del estadio de manga corta y con un sol impresionante era algo nuevo para mí. Normal que la gente en la calle siempre pareciera estar de buen humor. Yo me adapté muy bien a Sevilla, aunque creo que en Sevilla es muy difícil no adaptarse.

Marcos Vales Zaragoza Sevilla
Marcos Vales con el Zaragoza y con el Sevilla

-Y tu carrera terminó en el Mallorca, cuando apenas habías cumplido los 30 años. ¿Por qué tomaste la decisión de dejar tan pronto el fútbol profesional?

-Cuando aún estaba en el Sevilla, me llamaron del Mallorca y me ofrecieron un contrato de un año prorrogable. Decidí arriesgarme y aceptar esa oferta porque me pareció que era un proyecto que podía salir bien. Las cosas no fueron bien y yo me lesioné. Al terminar la temporada, hablé con mi representante y vi que mis opciones no eran muchas, porque tendría que ir a un equipo de Segunda División y, además, lesionado. No fue una decisión voluntaria sino que, más bien, puede decirse que me vi obligado a dejarlo. Yo no quería dejarlo tan pronto y creo que, de no haber sido por esa lesión, podría haber estado a buen nivel tres o cuatro años más. Por otra parte, retirarme a los 30 me ayudó a rehacer mi vida. Cuando acabé mi carrera en el fútbol, como sabía muy bien que hacer y por hacer algo, me puse a estudiar Derecho en A Coruña. Sinceramente, no sabía si me iba a dedicar a eso y lo hice como podría haber hecho cualquier otra cosa.

-Ahora trabajas junto tu padre en el despacho Vales & Asociados, que asesora a empresas y particulares en materia jurídica y tributaria. ¿Te identificas más con tu antigua faceta de futbolista o con la actual de abogado?

-Mi padre y yo tenemos un despacho de asesoría fiscal que es familiar y que funciona muy bien aquí en A Coruña. Formar parte del proyecto fue una oportunidad estupenda para mí y aquí tengo una vida maravillosa, pero los que hemos sido jugadores profesionales sabemos que las emociones que se tienen cuando se juega al fútbol son únicas e inigualables. Dicho esto, hay muchas profesiones que también son muy interesantes y que merecen reconocimiento. Yo valoro mucho, por ejemplo, a los médicos y creo que hoy en día no se les da todo el mérito que merecen y esa sí que es una profesión de responsabilidad. Creo que la sociedad tiene que cambiar un poco el chip, porque profesionales como los médicos son personas que han estudiado muchísimo y que salvan vidas. El mundo del deporte es muy bonito, a veces también duro, pero hay personas anónimas en otros muchos ámbitos que también vale un montón y que son importantes de verdad. Me refiero a que la fama por la fama, al final, no vale para nada.

«Yo no quería dejar el fútbol tan pronto y creo que, de no haber sido por la lesión, podría haber estado a buen nivel tres o cuatro años más»

-Mucha gente considera que los futbolistas cobran demasiado. ¿Qué opinas sobre eso?

-Bueno, yo eso lo entiendo. Los futbolistas cobran lo que cobran porque las televisiones dan muchísimo dinero y el negocio del fútbol genera mucho. Un atleta cobra menos que un futbolista porque su deporte no genera tanto, lo que no quiere decir que un atleta valga menos como deportista que un futbolista.

-¿Crees que la burbuja del fútbol explotará algún día?

-El dinero nadie lo regala. Si un futbolista de una determinada liga gana mucho, será o porque las televisiones pagan mucho, o porque los patrocinadores pagan mucho… Es la ley del mercado y yo no lo veo mal. Lo que sí me gustaría es que las federaciones apoyaran más a esos deportistas que van a los Juegos Olímpicos y a otras competiciones y que a veces no tienen ni para el equipaje. También sería importante que a esos deportistas les dieran algún tipo de apoyo para iniciar una segunda vida cuando se retiran. Ese tipo de ayuda, los futbolistas profesionales la necesitan menos.

-¿Te habrías ido a jugar a Arabia Saudí si te ofrecieran un contrato como los que los clubes de ese país ofrecen a los extranjeros en la actualidad?

-No lo sé. Todo ha cambiado mucho. Mi gran sueño como futbolista era ir a la selección, por encima incluso del de jugar en un gran club como el Real Madrid o el Barcelona. El dinero, para mí, era algo un poco secundario. Si por irme a Arabia Saudí, aunque cobrara mucho, tuviera menos posibilidades de ir a la selección y de triunfar en mi país en algún momento, es posible que no me fuera. Tengo que decir que, además de la selección, lo que más ilusión me hacía era jugar en el Dépor. Si me dieran a elegir, elegiría jugar en el Dépor y en la selección española.

-Insistes mucho en que lo mejor del fútbol son los aficionados y el ambiente en los estadios. ¿No crees que el fútbol moderno está cada vez más condicionado por normas y por lo políticamente correcto?

-Creo que en las gradas de los estadios tiene que haber un término medio, como en todo. Hay que entender el fútbol como un espectáculo al que la gente acude para pasárselo bien y para desahogarse un poco. Pienso que al futbolista le va en el sueldo que lo critiquen. Unas veces te aplauden y otras te critican e incluso te insultan. Ahora bien, comportamientos extremos o insultos muy fuertes generalizados en todo el estadio sí que me parece correcto que los corten. Pero a algo puntual, de dos o tres que en la grada le dicen algo a un jugador, no le doy demasiada importancia. No es lo mismo que un aficionado o un grupo pequeño de hinchas insulten a un futbolista, que es algo que forma un poco parte del espectáculo, a que todo un estadio coree proclamas racistas o denigrantes para un individuo o colectivo. Es que el futbolista, cuando está en el campo, si lo insultan tres o cuatro, muchas veces ni se entera.

«Los que hemos sido jugadores profesionales sabemos que las emociones que se tienen cuando se juega al fútbol son algo único e inigualable»

-¿Se debería cuidar más a los aficionados?

-El fútbol es un espectáculo y eso es lo que se tiene que favorecer. Si que alguien salga en el descanso a cantar o dejar beber cerveza con alcohol en los estadios ayuda a que más gente asista a los partidos y a que esa gente disfrute más del espectáculo, adelante con ello.

-Eres entonces partidario de que se americanice un poco el fútbol, en el sentido de que incorpore el componente de espectáculo de los partidos de ligas estadounidenses como la NBA y la NFL.

-Sí. Como dije, el fútbol es un espectáculo y el futbolista también agradece que los estadios estén llenos y que el público disfrute. Y como espectador, si puede haber diez goles en vez de uno, mejor que mejor. Soy partidario de que las normas del fútbol se hagan pensando en favorecer que haya más goles.

-¿Eres muy aficionado al fútbol en la actualidad o eres de esos exfutbolistas que se alejan un poco de lo que fue su actividad profesional cuando se retiran?

-A mí es que lo que me gustaba era jugar. Ver el fútbol como espectador nunca me gustó excesivamente. Me gusta ver algún partido cuando es bonito o especialmente interesante. Hay que reconocer que hay partidos que son bastante aburridos.

«Al futbolista le va en el sueldo que lo critiquen»

-¿Añoras el fútbol de tu época de profesional en algunos aspectos?

-Yo soy proespectáculo, así que si introducen novedades para que en los partidos haya más goles y se ataque más o para cualquier otra cuestión que haga que el público lo pase mejor, me parece estupendo. A veces veo partidos del fútbol moderno que son preciosos, como el último que jugaron en la Champions League el Chelsea y el Barcelona, y otros que acaban 0-0 y prácticamente sin que hubiera ocasiones de gol que me parecen un sopor. Los partidos bonitos que se juegan en la actualidad me encantan, como también me encanta cómo jugaba la selección de Brasil de Zico y Sócrates.

-De los jugadores que tuviste como compañeros, ¿cuál te impresionó más?

-Bebeto. Tenía un talento único.

-¿Y de tus rivales?

-Tuve la desgracia de jugar contra Roberto Carlos. La verdad es que no había quien lo parara.

-Y de tus entrenadores, ¿cuál crees que favoreció más tu juego o te hizo crecer más como futbolista?

-A Arsenio y a Carlos Ballesta, su segundo entrenador en el Deportivo, les estoy muy agradecido porque fueron quienes me subieron a Primera División y quienes me hicieron debutar. También me ayudaron mucho Txetxu Rojo y Benito Floro. También Marcos Alonso. Todos los entrenadores que tuve me aportaron algo.

-¿Cuál es tu opinión sobre Lendoiro?

-Lendoiro tuvo unos aciertos deportivos muy buenos y una gestión económica que no fue la más acertada.

-¿Y la gestión que tuvo con tu salida del Deportivo?

-Yo no le guardo rencor. Le estoy muy agradecido al Deportivo y a Lendoiro, al igual que a Arsenio y Ballesta.

-¿Qué estadio te impresionó más?

-Me impresionó mucho el Camp Nou, sobre todo por cómo tenía el césped en la época en la que Cruyff era el entrenador del Barça. Parecía el de un campo de golf.

-¿Qué sueño te quedó por cumplir en el fútbol?

-Me habría gustado mucho ir a un Mundial.

-¿Qué opinas del VAR?

-Yo creo que el VAR debería utilizarse como en el tenis, es decir, que los propios equipos fueran los que solicitaran la revisión de las jugadas.

-¿Dónde sueles ver el fútbol?

-Suelo verlo en casa, aunque he ido alguna vez a Riazor con amigos.

-¿Qué te parece el fútbol femenino?

-Me parece estupendo y un gran avance. Veo a veces a las chicas entrenando en los campos de la ciudad deportiva de la Torre de Hércules, en A Coruña, y técnicamente juegan tan bien como los chicos. Es un avance social.

Test rápido a Marcos Vales

-Una ciudad.

-A Coruña.

-Una comida.

-La centolla.

-Un libro.

La Biblia, aunque no soy muy religioso.

-Una película.

Superman (la de 1978).

-Un grupo de música o músico.

-Queen.

-Una canción.

–Cualquiera de las de Queen que forman parte de la banda sonora de Los Inmortales.

-Un personaje histórico.

-Napoleón.

-Una fobia.

-Las serpientes.

-Un momento de tu carrera.

-Mi debut con el Deportivo.

-¿Real Madrid o Barcelona?

-Real Madrid.

-¿Messi o Cristiano Ronaldo?

-Messi es único.

-¿Maradona o Pelé?

-Pelé.

-¿Mourinho o Guardiola?

-Esta no sé (risas). Quizás Guardiola por la manera de jugar de sus equipos.

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