La llamada Peregrinación Europea de los Jóvenes, un acto organizado por la Igleisa Católica que reúne estos días en Santiago de Compostela a más de 13.000 peregrinos en edad juvenil, ha sido la gota que colmó el vaso de los vecinos de una ciudad que cada vez tiene menos capacidad para absorber a los turistas que realizan la ruta jacobea. Los supuestos comportamientos incívicos de los visitantes llegados en la gran peregrinación juvenil han hecho crecer un sentimiento de turismofobia entre unos residentes que están hartos de escuchar gritos y cánticos, de ser incapaces de dar un tranquilo paseo por las calles de la urbe y de comprobar que, literalmente, la plaza del Obradoiro se ha convertido en un gran campo de juegos para que los jóvenes se diviertan con actividades que perturban la convivencia.
La red social Twitter reflejó estos días esa creciente turismofobia o, como algunos la llaman, peregrinofobia. El hartazgo llega al punto de que los propios compostelanos califican a su ciudad como «el Magaluf del catolicismo» o como «un parque temático para peregrinos». A los que llegan y, en concreto, a los jóvenes de la gran peregrinación que asola Santiago esta semana, los comparan con los hooligans británicos que causan terror allá donde juegan los equipos de fútbol a los que apoyan.
«Si en las imágenes de los últimos días en Compostela cambiamos a los peregrinos por ingleses yendo a un partido, tenemos horas de metraje en los matinales hablando de hooliganismo», comentaba indignado el usuario de Twitter Martín Gómez (@Margoni81) sobre lo que está ocurriendo en la capital gallega.
Más duro incluso se mostró Fodechinchos en Galiza (@FodechinchosG), una cuenta que, precisamente, está dedicada a criticar a los turistas que llegan a Galicia procedentes de otras comunidades autónomas y, especialmente, de Madrid. «Esto es lo que tienen que soportar en el Camino de Santiago, hordas de zombis gritando, cortando el tráfico y haciendo del Camino una discoteca, todo lo contrario a los valores del mismo. Muchas personas que tienen alberges llevan tiempo avisando de que el Camino como tal va a morir. Llegó el día», lamenta este tuitero.
Un fenómeno asociado a un turismo masivo y de baja calidad es el balconing, consistente en tirarse a la piscina desde los balcones de hoteles o apartamentos turísticos. Con esa práctica tan denostada compara el tuitero El Barroquista (@elbarroquista) lo que vio estos días en la plaza del Obradoiro. En concreto, este usuario de la red social, que además es historiador del arte, alude a los peregrinos que, tras amontonar sus mochilas sobre el firme de la plaza, cogen carrerilla y se lanzan sobre ellas.
Merci de cet article . cela confirme ce que je viens de vivre sur le camino portugais de la costa . pas toutes les étapes mais les touristes pèlerins qui font la fête . Ils s’alcoolisent et ne respectent pas le pèlerins qui désirent le calme . Ils accaparent les cuisines à disposition consomment les produits laissés à disposition .Même l’après midi à leur arrivée boivent du vin . Font du bruit et parlent fort . Occupent les hébergements pas chers . ILe pèlerin qui prend son temps à méditer risque de ne plus avoir de lit . Peut être interdire l’alcool dans les gites . Sans généraliser un grand nombre ont cette attitude .
habrá que inventarse otro camino más jodido por las cumbres nevadas para quitarse estas hordas – ¡¡¡ ya me paso con el montañismo éramos 4 gatos dormíamos bajo un plástico amábamos la naturaleza vino la 1 crisis y todo el mundo sin un duro se tiro al monte con sus equipos de música y basura, coches, sillas etc y esto atrajo a los ávidos oportunistas de los campings poniendo limitaciones a acampar sacando mil pegas a los que antes que ellos ya corríamos por los montes, y nos jodieron, y empezaron a subir el precio – el camino ya hace tiempo que murió solo me queda el invierno, escribes camino y lo único que sale son cadenas y franquicias de hostales y alberges, tours operadores que te lo llevan en coches sacos comida almuerzos y tv, con sus nuevos precios para apurar los últimos extractores del camino, ¡¡¡adiós camino adiós Grañón, lugar puro para el peregrino autentico