La presencia en lugares bien visibles de las tiendas y demás puntos de venta del último libro de Pedro Sánchez, titulado Tierra firme, ha brindado a los españoles más críticos con su persona y con su forma de gobernar una excelente ocasión para manifestar su descontento y es que apenas hay librerías en las que, día tras día, la obra aparezca del revés, de forma que la efigie del presidente de la portada esté dada la vuelta.
Por más que los responsables de las librerías se esmeran en devolver la obra firmada por Pedro Sánchez a su posición original, una y otra y vez vuelve a aparecer girada, una prueba de que, por más que muchos españoles hayan votado a los socialistas o a alguna de las muchas fuerzas ante las que el presidente ha claudicado para poder seguir gobernando, hay otros muchos que sienten por él un gran desprecio y que quieren mostrar ese rechazo al mayor número de personas posible.
La posición del libro de Sánchez resulta si cabe aún más llamativa cuando, como es habitual, figura en las estanterías de las tiendas junto a ensayos de política escritos por otros gobernantes, candidatos políticos o expresidentes. Así las cosas, es frecuente que el rostro de Sánchez en la portada de Tierra firme aparezca del revés mientras, a su lado, las caras de Sarkozy o Rajoy se alzan altivas, casi como si miraran a Sánchez como un personaje irrelevante repudiado por su propio pueblo.
Bloqueo de las reseñas en Amazon
Las críticas al libro de Pedro Sánchez llegaron también a través de internet, ya fuera en forma de publicaciones y comentarios en las redes sociales o de reseñas en las principales plataformas de venta online. El volumen de los comentarios negativos y la dureza de los mismos, muchas veces con insultos e incluso amenazas, llevó a Amazon a bloquear durante un tiempo la posibilidad de escribir opiniones sobre el nuevo ensayo del presidente del Gobierno.
Más allá de toda la polémica que ha generado la reacción de los contrarios a Sánchez la publicación de Tierra firme, lo cierto es que el libro, según las informaciones publicadas por diversos medios, ha tenido unas ventas muy inferiores a lo que en un principio podía calcularse y, desde luego, mucho más bajas que las que, a buen seguro, el presidente del Gobierno tenía en mente.