Los aficionados del Real Oviedo invocan al espíritu de La Pixarra para lograr el ascenso

La Pixarra

El Real Oviedo se encuentra inmerso en la disputa de la final del playoff por el ascenso a Primera en la que se mide al Espanyol y han sido muchos los aficionados del club asturiano que, en un momento tan importante, han recordado a La Pixarra, una seguidora del equipo carbayón fallecida hace casi dos décadas que adquirió una gran popularidad gracias al programa El día después, que posibilitó que toda España conociera la pasión futbolera de una hincha que ya tenía en aquel momento una avanzada edad.

La Pixarra, llamada Emilia García Fernández, se ganó en la década los 90 la simpatía de todos los aficionados al fútbol españoles, salvo quizás la de los del Sporting de Gijón por su aversión a todo lo relacionado con su gran rival. Ver a una anciana coreando consignas para apoyar a un equipo de fútbol o reprochándole al árbitro sus errores no era algo habitual y las actuaciones estelares de La Pixarra en el antiguo estadio Carlos Tartiere, que semana tras semana formaban parte de la sección de El día después titulada Lo que el ojo no ve, no dejaban indiferente a nadie.

Siempre en el recuerdo de todos los aficionados oviedistas, su figura ha vuelto a ponerse de actualidad al recurrir a ella muchos hinchas del club asturiano para reclamar el apoyo al equipo. «Seguidora tan fiel como tú no hay otra», comentó una hincha del Oviedo llamada Teresa Navia en la red social Facebook y en una publicación en la que aparecía una fotografía de La Pixarra.

Algunos seguidores del Oviedo recordaron incluso sus encuentros con La Pixarra, todos ellos para destacar la calidad humana y la pasión por el equipo de la capital de Asturias de doña Emilia. «¡Qué grande Emilia! Mi vecina y la que me llevó a mí por primera vez al Tartiere. Desde arriba lo estará disfrutando», relató Ana Belén Pintueles en un grupo de Facebook dedicado al Real Oviedo.

Testigo de la historia del club

Emilia García Fernández nació en el año 1907 y se aficionó de joven a presenciar el deporte del fútbol, que había llegado a la capital del Principado de Asturias pocos años de que ella viniese al mundo. Tuvo ocasión de ver jugar a Óscar, Zabala, Lángara, Herrerita, Emilín y muchos otros futbolistas de la primera mitad del siglo XX que encandilaron a los aficionados en los estadios de Llamaquique, Vetusta, Teatinos o Buenavista.

Durante muchas décadas acudió a animar al Real Oviedo, tanto cuando jugaba en casa como en muchos desplazamientos del equipo, y mantenía un trato muy cordial y familiar con jugadores y directivos del club, que ya en vida la consideraban todo un símbolo.

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