Fernando Díaz, presidente de la AEDH en Castilla y León y director de Temple Hoteles: «El director de hotel tiene que ser vocacional»

Temple Hoteles

Fernando Díaz, presidente de la Asociación Española de Directores de Hotel (AEDH) en Castilla y León y director de la cadena Temple Hoteles, considera que para prosperar en el sector alojativo es muy importante entrar en él por vocación y amar lo que se hace. La llegada a sectores como el del turismo y el de la hostelería de trabajadores que no tienen ese interés por las tareas que desempeñan es, según señala el propio Díaz, una de las causas por las que encontrar empleados cualificados y que respondan a las necesidades del puesto a cubrir resulta cada vez más complejo. Sobre las nuevas tecnologías, principal motor de cambio en la profesión del director hotelero en los últimos tiempos, recalca que, si bien suponen una ayuda para determinados procesos, «el factor humano es imprescindible».

-¿Cuál ha sido su trayectoria profesional hasta el día de hoy?

-Empecé en el sector turístico hace 25 años, trabajando para una mayorista de viajes: el Grupo Transhotel. Los primeros diez años que pasé allí me sirvieron como escuela de turismo y para conocer toda la parte de la intermediación, algo que también es muy importante a la hora de dirigir un alojamiento turístico. Después de esa etapa, en el año 2008, empecé a trabajar como director comercial y de marketing del Grupo Jale, que pertenecía a José Antonio López Esteras, que era en aquel momento el mayor empresario andaluz después de Ruiz-Mateos con un patrimonio de más de mil millones de euros. El grupo tenía varios hoteles, tanto nacionales como internacionales, y yo asumí la parte comercial. Llegó un momento en el que el grupo entró en un concurso de acreedores que terminó con la liquidación. Había empresas de varios sectores y la crisis de la construcción hizo que lo que el grupo había ganado con los hoteles lo perdiera con otros negocios. Una vez finalizada esa etapa en el Grupo Jale, estuve en Cataluña como director comercial, de marketing y comunicación del Grupo Ibersol, que tenía alojamientos vacacionales en destinos como Palma de Mallorca, la Costa Dorada, la Manga del Mar Menor, la Costa Azul… Seis meses después de empezar allí regresé a Madrid, donde tenía a mi familia, para trabajar durante poco más de un año como consultor para varias empresas del sector turístico. En 2014, me incorporé como director comercial y de marketing del Grupo Hostal, que gestiona dos hoteles en Torrejón de Ardoz. En marzo de 2017, me incorporo a mi puesto actual en la cadena Temple Hoteles, que gestiona un hotel en Ponferrada, que es el que yo dirijo directamente, y otro en Astorga. Tiene otro ubicado en León cuya gestión le ha cedido al Grupo Hotusa. Como actividad complementaria a la de director hotelero, colaboro con la empresa TMC, que es una consultora para empresas del sector que asesora en operaciones como la compra y la explotación de establecimientos hoteleros y que se encarga de la gestión de los hoteles del Grupo Temple.

-¿Qué características destacaría del hotel de Ponferrada que usted dirige?

-El Hotel Temple Ponferrada es un hotel emblemático que lleva más de 50 años funcionando y que ha pasado por todas las crisis habidas y por haber. El hotel está en un edificio de piedra que imita a una antigua fortaleza medieval y está decorado con elementos templarios como homenaje a la importancia que los templarios tuvieron en Ponferrada. En la zona donde está el hotel, de hecho, está el Parque del Temple, hay una cafetería que se llama Temple, una frutería Temple…

-¿Los otros hoteles del grupo también están decorados con esa temática templaria?

-El hotel que tenemos en Astorga también está tematizado en homenaje a los templarios. También está en un edificio de piedra aunque, a diferencia del de Ponferrada, que es un hotel urbano, está en las afueras. Hay que destacar, del hotel de Astorga, que cuenta con un torreón que ofrece unas vistas espectaculares. El de León, que no gestiona el Grupo Temple, no tiene temática templaria y es un hotel urbano más moderno que está justo pegado a la estación de tren.

«Alguien sin experiencia, aunque haya recibido formación, no va a poder hacer mucho y va a tener más problemas para adaptarse y para sacar las cosas adelante. Formación y experiencia tienen que ir de la mano»

-¿Cómo ha cambiado la profesión del director de hotel desde que usted empezó a trabajar en el sector hasta el momento actual?

-La verdad es que ha cambiado mucho, sobre todo debido a las nuevas tecnologías. Antes, todo era lápiz y papel y, ahora, los que no somos ni muy veteranos ni muy jóvenes, hemos tenido que completar una transición de lo antiguo a lo moderno. Otro cambio vino de la mano de la formación, porque antes los directores llegaban al puesto, en la mayoría de los casos, después de haber desempeñado otros trabajos dentro del hotel y ahora, en cambio, muchos acceden directamente al puesto tras haberse formado específicamente para ello. Yo siempre digo que, aunque la formación específica es muy importante, también lo es la experiencia y el conocimiento de todos los actores que participan en el día a día del hotel y de todos los departamentos que existen en el mismo. Yo soy formador en una escuela de turismo e intento que los alumnos tengan una visión de todas las partes implicadas en la gestión de un hotel. La conclusión que he sacado a lo largo de estos años y desde mi experiencia es que el director de hotel tiene que ser vocacional.

-¿Está mejor preparada para asumir la dirección de un hotel una persona con una sólida formación académica o una que acumula años de experiencia en distintos puestos en el hotel?

-Bueno, creo que tanto la formación como la experiencia son muy importantes. Una persona formada que además tenga experiencia será un director perfecto. Ahora bien, alguien sin experiencia, aunque haya recibido formación, no va a poder hacer mucho y va a tener más problemas para adaptarse y sacar las tareas adelante. Formación y experiencia tienen que ir de la mano, pues ninguna de las dos puede ir sola.

-¿Existe el riesgo de que un uso excesivo de las nuevas tecnologías provoque que se pierdan las relaciones humanas en los hoteles?

-Estamos en un momento que, por cuestiones como la inteligencia artificial, a mí me da un poco de miedo. Nuestro sector siempre ha sido un sector de servicios de trato directo con el cliente y existe el riesgo de que la tecnología se descontrole y se nos vaya de las manos. Creo que la tecnología debe ser algo complementario y que nunca va a suplir las relaciones humanas. Al final, a la gente le gusta el trato humano, sentir que hay alguien que la está apoyando, y eso, en mayor o menor medida, siempre va a existir, por mucho que se realice el check-in online o se acceda a la habitación con una clave. Yo valoro mucho más el factor humano que toda la tecnología que pueda haber. La tecnología ayuda a que se agilicen los procesos y a que se ahorren costes, pero el factor humano es imprescindible, al menos a día de hoy.

«Existe el riesgo de que la tecnología se descontrole y se nos vaya de las manos. Yo valoro más el factor humano que toda la tecnología que pueda haber»

-Uno de los grandes problemas de los hoteles, al igual que ocurre con la hostelería, es la dificultad para encontrar personal cualificado. ¿A qué cree que se debe?

-Sí que detecto que existe ese problema y una de las causas puede ser el exceso de oferta. Al haber mucha oferta, la demanda se diversifica. Otro de los factores es la existencia, dentro del sector alojativo y de la hostelería, de mucho negocio negro, lo que hace que muchos empleados que trabajan en puestos como el de camarero o el de cocinero se muevan en un mundo complicado. Creo que debería haber un mayor control y que si las condiciones fueran buenas en el conjunto del sector habría mucha más gente dispuesta a trabajar en él. Yo, por ejemplo, he tenido camareros que me dijeron que preferían trabajar como extra que con un contrato laboral o que me decían que preferían cobrar en sobres y yo les tenía que decir que eso no lo podía hacer. Creo que sí que existe gente cualificada y también gente que, aun no estando cualificada, tiene muchas ganas de trabajar y de aprender. Las prácticas que mencioné antes perjudican, precisamente, a esos trabajadores cualificados, que quizás no están dispuestos a aceptar cosas que otros sí aceptan. El que no está especializado o cualificado se dedica un poco a todo y a nada y eso provoca un deterioro de la profesionalidad del servicio.

-Las particularidades de la jornada laboral y de los horarios y los sueldos en el sector, según comentan muchos de sus colegas, tampoco ayudan.

-Nosotros nos regimos por el convenio colectivo para la provincia de León, con lo cual no tenemos ningún problema. Yo siempre digo que quien entra en este sector ya sabe cuáles son los sueldos y cuáles son los horarios. Si uno no está conforme con las condiciones, tendrá que pensar en trabajar en otra cosa en la que, por ejemplo, se trabaje rigurosamente de lunes a viernes y de ocho a tres.

-Entonces es cierto que mucha gente evita el sector en busca de otras condiciones laborales.

-Lo que pasa es que en los sectores del turismo y la hostelería está el trabajador que está por vocación y el que está por otras circunstancias. El segundo, el que hace algo que realmente no le gusta o no le interesa, es el que va a tener problemas con cuestiones como los horarios y el que perjudica al conjunto de la profesión.

«Si las condiciones fueran buenas en el conjunto del sector habría mucha más gente dispuesta a trabajar en él»

-¿Perjudicará mucho a las empresas del sector turístico la subida del salario mínimo?

-A mí, más que la subida del salario mínimo, me preocupa la reducción de la jornada laboral, porque implicará dos horas y media menos a la semana y provocará una situación caótica para los hoteles. Habrá problemas a todos los niveles: costes, operatividad, calidad, gestión de personal… Supone un cambio radical. Hay que pensar que los turnos en una recepción suelen ser tres de ocho horas: el de mañana, el de tarde y el de noche. Con la reducción de la jornada, habrá que hacer encaje de bolillos para ajustar los horarios o aumentar el gasto y contratar más personal.

Fernando Díaz AEDH

¿Qué opina de la problemática de los pisos turísticos?

-En Castilla y León hay pisos turísticos irregulares, aunque muchos menos que en otros destinos. Las capitales de provincia son más pequeñas que las grandes ciudades y eso propicia que la problemática no esté tan acuciada. Dicho esto, incluso en Ponferrada y en otras localidades, también en el entorno rural, hay cada vez más viviendas turísticas. Hay que decir que las administraciones se están poniendo las pilas y controlan ese tema cada vez más.

-¿Cómo ha sido el año 2023 para el turismo en Castilla y León y qué espera de 2024?

-El año 2023 fue bueno, yo diría que incluso por encima de 2019, que fue el año anterior a la pandemia. Hemos acabado muy bien. Este 2024 estamos un poco en la misma tesitura con la que empezamos el año pasado. Ahora estamos en temporada baja y en marzo empezaremos ya a calentar motores de cara a los meses más fuertes, pero la previsión es buena y la venta se está anticipando mucho más que otros años.

-¿Qué importancia tiene el Camino de Santiago para Ponferrada y las demás localidades de Castilla y León por las que discurre alguna de sus rutas?

-El Camino de Santiago es algo fundamental para destinos como Ponferrada, que es comienzo de camino para unos y mitad de camino para otros. El peregrino no es el cliente objetivo de nuestro hotel, aunque sí que tenemos algunos. El pasado 2023, aunque no fue Año Santo, la llegada de peregrinos a Ponferrada se notó incluso más que en el último Xacobeo.

«La reducción de la jornada laboral provocará una situación caótica en los hoteles»

-¿Está más de moda que nunca el turismo en comunidades autónomas como Castilla y León?

-En Castilla y León hemos notado que, después de la pandemia, ha crecido mucho el turismo familiar. Creo que después de tanto tiempo encerrados y sin poder viajar, las familias necesitaban salir. Creo que también han cambiado un poco los hábitos de consumo en cuanto a los destinos y los establecimientos que se eligen. La gente opta cada vez más por destinos en los que pueda relajarse y en los que sienta libertad. Otro cambio es el de la desestacionalización, pues las temporadas se han alargado y cualquier fin de semana, incluso en el mes de enero, llegan a los hoteles parejas, familias o grupos de amigos. Pienso que eso está motivado en parte por el cambio climático. Ponferrada y el conjunto de la provincia de León, hace años y en invierno, eran sinónimo de nieve y ahora, en cambio, ya no hace ese frío que hacía antes. La temporada se ha alargado por delante y por detrás gracias a eso. El pasado mes de diciembre ha sido espectacular.

¿Cómo llegó usted a la Asociación Española de Directores de Hotel?

-Llegué porque me lo recomendaron los colegas de profesión. Yo ya había oído hablar de la AEDH y decidí dar el paso porque los compañeros me animaron y me dijeron que era algo que valía la pena. He tenido la ocasión de trabajar de cerca con el presidente de la asociación, Manuel Vegas, y ha sido una de las mejores experiencias que he tenido. Hay un vínculo muy fuerte entre los compañeros de la asociación.

«La AEDH genera un vínculo muy fuerte entre compañeros de profesión y eso propicia, a su vez, una gran fusión de sentimientos y conocimientos»

-¿Qué aporta la AEDH a los profesionales del sector?

-Lo aporta todo. Como dije, genera un vínculo muy fuerte entre compañeros de profesión y eso propicia, a su vez, una gran fusión de sentimientos y de conocimientos. Nos entendemos unos a los otros, nos compenetramos y vamos todos al unísono. Quien es miembro de la AEDH se siente muy arropado, nota que no está solo. Además, todo ese apoyo se suma a lo que proporciona la asociación en cuanto a formación, nuevas tecnologías, información…

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