Cohetes caseros, bombas trampa y fusiles AK-47: las armas de los terroristas de Hamás en su guerra contra Israel

guerra Hamás

Si algo tiene la guerra entre el Ejército de Israel y el grupo terrorista palestino de Hamás es su condición de asimétrica, es decir, que una de las dos partes, en este caso Israel, cuenta con muchos más medios técnicos, armamento y personal que la otra. Esta circunstancia, sin embargo, no significa ni mucho menos que una incursión en territorio palestino de las fuerzas hebreas vaya a ser un paseo militar y es que donde faltan medios tecnológicos y económicos se agudiza el ingenio y, gracias a él, quienes defiendan la franja de Gaza pueden convertir ese territorio en un verdadero infierno para el invasor e incluso, como quedó demostrado en los hechos que desencadenaron el conflicto, golpear a su poderoso enemigo en su propio territorio.

Ya sean proyectiles recuperados de zonas de combate tras haber sido abandonados por ejércitos como el soviético, artefactos y municiones suministradas por aliados en la sombra como Irán o la propia Rusia, explosivos fabricados en bases clandestinas dentro de la propia Franja de Gaza o grandes clásicos como el fusil AK-47 Kalashnikov, lo cierto es que los milicianos de Hamás disponen de armamento, si no para ganar la guerra, sí para causar muchas bajas y mucho dolor a los militares y civiles de Israel.

Estas son algunas de las armas con las que cuentan los terroristas palestinos:

Cohetes Qassam

Debido a las dificultades que tienen para introducir armamento en territorio palestino, los terroristas de Hamás fabrican muchos de sus cohetes, la mayoría de los cuales se corresponden con los llamados Qassam. La clave para alcanzar con ellos el territorio de Israel, dados los modernos sistemas de defensa antimisiles con los que cuenta dicho país, es lanzar una gran cantidad, de forma que al menos unos pocos se libren de ser alcanzados por las contramedidas del enemigo.

Poco precisos y con un alcance mucho más limitado que el que tienen los misiles israelitas, los cohetes Qassam se han revelado como armas mucho más idóneas para intimidar al enemigo que para causarle daños materiales o personales y es que, a las mencionadas defensas antimisiles de Israel, hay que sumar que casi todos los edificios y casas cuentan con un búnquer en el que los civiles pueden refugiarse cuando suenan las sirenas de alarma.

Fusil AK-47 Kalashnikov

El fusil de asalto soviético AK-47 (Avtomat Kalashnikova modelo 1947), popularmente conocido como Kalashnikov, es todo un ejemplo de éxito desde el punto de vista del diseño industrial al servicio de la guerra y es también el arma utilizada por los milicianos de la mayoría de los grupos terroristas, guerrillas revolucionarias y movimientos de liberación de todo el mundo.

El Kalashnikov es extremadamente fiable, pues está demostrado que puede seguir disparando después de caer al barro, tras ser sumergido en agua e incluso después de que un carro de combate le pase por encima; es práctico, pues cualquier persona, aunque carezca de instrucción militar, puede aprender a manejarlo en pocos minutos; y su imagen se ha hecho lo suficientemente poderosa como para convertirse en un símbolo para países y grupos rebeldes que lo asocian a la lucha armada por la libertad. Sin duda y como demuestran las imágenes, a este fusil hay que atribuirle muchas de las muertes que infringieron los terroristas de Hamás que entraron en territorio israelí. El simple sonido de sus ráfagas de disparos infunde terror en cualquiera que lo escucha.

AK-47
Fusil AK-47 Kalashnikov

Bombas y granadas ocultas

Como grupo terrorista que es, Hamás ha desarrollado una gran creatividad a la hora de matar y, en concreto, en todo lo referente a bombas y explosiones. El ingenio al servicio de la muerte permite a estos milicianos palestinos engañar a los soldados israelíes con consecuencias fatales para estos.

Esconder granadas en los cadáveres para que exploten cuando varias personas recuperan o velan el cadáver, explosivos que arrebatan la vida a los soldados cuando pasan sobre ellos y sistemas de detonación a distancia que permiten matar sin exponerse al enemigo son tres medios bastante socorridos por Hamás en su guerra contra Israel.

Los terroristas palestinos han evolucionado sus técnicas en los últimos tiempos y consiguen ahora ocultar explosivos incluso en sus propias banderas, que llevan la muerte a los soldados del Ejército de Israel que las retiran al tomar una posición o al encontrarlas izadas en los lugares por los que pasan.

Drones

En la guerra moderna, los drones han adquirido una gran relevancia y se emplean tanto para la vigilancia como para el ataque. Antes de lanzar sus cohetes y de ingresar en territorio de Israel en el fatídico día de las matanzas, los terroristas de Hamás recurrieron a drones para inutilizar algunos de los sistemas de vigilancia que Israel tenía desplegados en la frontera con Gaza.

El hecho de que Hamás dispusiera de los mencionados drones y que fuera capaz de utilizarlos con tanta precisión y de una forma tan coordinada llevó a la mayoría de los estrategas y analistas militares de países como Estados Unidos y el propio Israel a sospechar que los terroristas cuentan con algún estado que los respalda y es que el fantasma de Irán, que suministró drones a la Rusia de Putin para su guerra contra Ucrania, siempre sobrevuela sobre los conflictos políticos y bélicos en Oriente Próximo.

El terreno como arma

Aunque no es un arma propiamente dicha, el hecho de que la mayoría de los combates que se produzcan en esta guerra a partir de ahora vayan a librarse en el territorio de Gaza ofrece una ventaja táctica a los miembros de Hamás, que sacarán partido de los intrincados túneles que han excavado bajo la tierra para poder moverse sin ser vistos y a salvo de la aviación, a los edificios en ruinas que dejarán los bombardeos israelíes y también, hay que decirlo, a la presencia de civiles que, en mayor o menor medida, llevarán al Ejército de Israel a ser menos contundente en sus ataques.

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